(Mi blog Cúmulos y limbos cumple diez años)
Este 18 de junio, mi blog Cúmulos y limbos cumple sus primeros diez años de vida, y para celebrar una ocasión tan redonda he escrito varios artículos cuyo título comienza por "Diez...", en los cuales recopilo diez cuadros, diez libros, diez viajes, diez mujeres, diez monumentos... que me han inspirado, emocionado, enriquecido y cambiado durante esta década.
Empecé este blog el 18 de junio de 2010 en Londres, adonde fui a estudiar inglés durante seis meses. Y lo llamé Cúmulos y limbos en honor a la novela Nubosidad variable, de Carmen Martín Gaite, que me descubrió una forma pudorosa pero del todo sincera de narrar la intimidad. Gracias a este libro me reencontré con la niña que fui, una colegial y adolescente colgada durante horas en las nubes, recostada entre frondosos algodones blancos, liviana, invencible, ingrávida.
Comienzo la serie con diez cuadros: ni los más bellos ni famosos que he visto en estos diez años. El orden en que los comento no indica preferencia alguna.
1.- EL ÁRBOL DEL PARAÍSO, de la mal conocida naïf francesa Séraphine Louis (1884-1934), una mujer casi analfabeta, vocacional, que murió pobre y loca. Es una de mis artista favoritas. Pintaba árboles de carne y hueso, con ojos, inmensos ojos que se abrían en la espesura, vigilantes, comunicando un desasosiego instantáneo. Una mujer que empezó a pintar porque su Ángel de la Guarda se lo ordenó, y que fue descubierta por el marchante alemán Wilhelm Uhde (1874-1947), quien la empleaba como sirvienta en Senlis. El cuadro pertenece al Museo de Arte y Arqueología de Senlis.
2.- EL ÁNGEL HERIDO, del finlandés Hugo Simberg (1873-1917), un óleo tan bello, poético y enigmático que no me canso de
recomendarlo. Elegido en 2006 Pintura Nacional de Finlandia, es la obra
más famosa de Simberg, y transmite una sensación de opresión en cierto
modo terrible. En el centro de la tela aparece de perfil un ángel herido transportado en andas. Se conserva en el Museo Ateneum de Helsinki (@AteneumMuseum).
3.-NOCHE ESTRELLADA, de Vincent van Gogh (1853-1890). Lo pintó en el sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence, donde se recluyó hacia el final de su vida, a mediados de 1889, trece meses antes de su muerte. Desde 1941 forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Es una de las pinturas más famosas de la historia, tan alucinada como alucinante.
4.- LA MUERTE DE JACINTO, de Jean Broc (1771-1850), propiedad del Museo de la Santa Cruz de Poitier, que visité en julio de 2014. El cuadro
de Broc muestra al dios griego Apolo sosteniendo el cuerpo de su amante,
el príncipe espartano Jacinto, al que el propio Apolo ha herido de muerte, al
golpearle por accidente con su disco de oro. Sobre un fondo azul verdoso,
desabrido y frío, el lienzo retrata cómo el dios de la luz trata en vano de
retener a su amante, a quien no podrá salvar de la muerte, pero sí logrará
inmortalizar en forma de flor, el jacinto, nacido precisamente de la
sangre del joven.
5.- BODEGÓN CON FLORES, COPA Y DULCES, de Clara Peeters (1580/1590-después de 1621), la pintora flamenca considerada como la iniciadora del bodegón en los Países Bajos. En 2016 se convirtió en la primera pintora
protagonista de una exposición en el Museo del Prado. Popularizó el uso del autorretrato escondido en objetos que muchos otros artistas emularían. En el mundo se conservan treinta
y nueve obras con su firma o una inscripción que permite la atribución a esta
pintora, que fue una de las pocas mujeres
artistas activa en Europa durante
la primera mitad de siglo XVII.
6.-SOL ARDIENTE DE JUNIO, de Frederic Leighton (1830-1896), un bellísimo óleo perteneciente al Museo de Arte de Ponce (Puerto Rico), dentro de su colección de pintura victoriana. Es la obra maestra de Leighton y se cree que el motivo del retrato alude a las figuras durmientes que los griegos clásicos pintaban y que llamaban "Venus". La modelo real es Dorothy Dene, supuesta amante del pintor.
7.- VERANO (Edward Hopper 1882-1967), que se conserva en el Museo Delaware de Wilmington (@delartmuseum). Me encanta Hopper, todo, sin distinción, y si escojo este cuadro es porque su título me traslada a la sensación de verano que asocio con mi pueblo blanco andaluz, tan alejado de los EEUU de Hopper como sea posible, pero hay algo en el efecto de la brisa que se cuela por la ventana y agita levemente los pliegues del vestido de la chica, que me es gozosamente familiar. La perfección estética de Hopper se aprecia en cada detalle.
8.- LUNA DE COSECHA (Harvest moon), de la vietnamita Lim Khim Katy (1978). Estoy prendada de esta pintora contemporánea, cuyas obras voy tuiteando (@PepaMonteroM) en mi sección #cuadrodeldia. Aquí plasma una de sus características escenas de paisajes junto al agua. 'Harvest moon' es la luna llena más cercana al equinoccio de otoño, que sucede en torno al 13 de septiembre.
9.- SALIENDO DEL BAÑO (Joaquín Sorolla 1863-1923), en el Museo Sorolla (@MuseoSorolla) de
Madrid. El mar,
el sol, una barca y el azul mediterráneo en este cuadro post impresionista de
Sorolla que irradia felicidad. ¿Qué más se puede explicar?
10.- MUJER EN LA HABITACIÓN ( Cristóbal Toral 1940), un óleo del año 2008 que se puede ver en el Museo de Antequera (@MVCAntequera), de Málaga. Toral no nació en Antequera, pero vivió allí parte de su infancia y se le tiene por hijo predilecto de la ciudad. Sus cuadros realistas están llenos de maletas, baúles, mujeres en mudanza continua, personas que llegan y salen de sitios desolados. El viaje, la soledad, la extrañeza y un punto absurdo son constantes en su obra.
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