(Más sobre la revista La gran belleza)
Escribe Carmen Estirado, directora
editorial de la revista trimestral La gran belleza (@La_gran_belleza), que los primeros libros que le
abrieron la cabeza, los clásicos, fueron escritos en su mayoría por hombres. “Los
niños jugaban al fútbol y nosotras saltábamos a la comba (lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no pudo jugar
porque tenía que lavar…)”, recuerda la escritora y periodista en el
editorial del número 9 de la revista, que acaba de salir a la calle, también
ella vencedora del coronavirus.
“Las madrastras habían pasado a
ser mujeres aburridas que manipulaban a sus maridos, y las musas que esperaban
al príncipe azul eran ya adultas en busca de sexo”, recuerda Estirado, que
describe con imágenes aparentemente sencillas algo tan tremendo como la
perpetuación de roles pervirtiendo la candidez de la infancia: “Hasta hace muy
poco, las princesas olían a lejía y solo anhelaban un salvador”.
También mi niñez se desarrolló
entre saltos a la comba, carreras al pilla-pilla, cuentos feroces y una visión
maniqueísta de los sexos y su lugar en el mundo. Aunque para la mujer las cosas
han cambiado, continúan existiendo realidades que aún silenciamos. Sigue siendo
imprescindible reivindicar una habitación propia, como demandó Virginia Woolf.
De todo esto se trata en el
número 9 de La gran belleza. Bajo el título de Presentes, estos relatos escritos
por mujeres ahondan en la identidad femenina. Algunas historias son terribles y desasosegantes, como El brote, de
Laura S. Maquillón (ilustrado por Alba Sáenz), cuyo título es a la vez real y
metafórico del tabú que aún suponen los problemas mentales.
O Efecto Doppler, de
Ianire Doistua (dibujado por Fer Arias), enmarcado en esa fecunda línea que enlaza
niños, travesuras y locura. Y también Summertime, obra de Alizia Pallás con
ilustración de Genie Espinosa.
Hay asimismo relatos que comienzan
transitando por una tranquila vereda hasta desembocar en ese “punto de angustia
siempre vivo, que se posa aquí o allá”, como plantea Laura Freixas (@LauraFreixas) en Diario
(ilustrado por Teresa Arroyo Corcobado).
La poesía, que nunca falta en La
gran belleza, corre en este número a cargo de María Gracía Zambrano.
Sin duda, un número muy completo y complejo, de una revista que continúa sorprendiendo por su vitalidad pese a las dificultades (nació y se mantiene por crowfunding principalmente), y que demuestra, aun en tiempos de virus, que la escritura, la reflexión y la creación son absolutamente necesarias.
Interesante, punto de origen para desmantelar al patriarcado.( desde Montevideo-Uruguay) nos estamos conociendo.
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