martes, 19 de mayo de 2020

Mi relato Dos océanos: un brindis por los 500 post de Cúmulos y limbos


Dentro de unas pocas semanas, este blog cumplirá diez años, y ya ando nerviosa por encontrar un modo significativo con el que celebrar esta década durante la cual Cúmulos y Limbos ha ido creciendo, mes tras mes, fiel a la cita con unos inciertos lectores. Como proclama la frase que encabeza el blog ("Todos tenemos algo que decir, aunque nadie nos escuche"), mi necesidad de contar, de expresar y comunicar, es mayor que la incertidumbre sobre quién estará al otro lado. 

Pero, antes de festejar el décimo aniversario, tengo otro motivo para celebrar, ya que con éste habré publicado 500 artículos, un número redondo y rotundo, que jamás imaginé. Sin embargo, aquí estamos mi blog y yo, coronando el medio millar de post en tiempos de pandemia e impensable vulnerabilidad.


'Dos océanos' (Pepa Montero), un relato sobre amistad, límites y vulnerabilidad.

De vulnerabilidades, amistad, ruptura de límites y autoconfinamientos trata mi relato Dos océanos, que publiqué en abril de 2018 en el primer número de 'La gran belleza', una revista cuatrimestral que nació efímera pero que, afortunadamente, sigue activa y a punto de publicar su próximo número.


'Dos océanos' [2] (Pepa Montero), relato. 

En este relato exploro la fecundidad de la palabra amistad, la belleza de los sentimientos sin velo, los preciosos instantes que nos permiten tocar la eternidad con la yema de los dedos. La protagonista es mujer y su amigo del alma, hombre. Ella, apresada por tentáculos invisibles. Él, a punto de echar a volar. La suya, una historia de amor verdadero. Las otras, fallidos intentos de conjugar una felicidad conyugal.

'Dos océanos' [3] (Pepa Montero), relato.
La inspiración me llegó una tarde viendo vídeos en YouTube. Me cautivó la historia de esas aguas, unas saladas y otras dulces de glaciar, que se encuentran en algún punto, se rozan, se besan, pero no pueden mezclarse, no logran fundirse en un abrazo. Luego he leído que son historias, si no falsas, falseadas, y que las aguas tardan un tiempo en mezclarse, pero que acaban haciéndolo. ¡Quién sabe!

'Dos océanos' [y 4] (Pepa Montero), relato

Dos océanos habla también de romper la cuerda, de huidas, de vueltas al mundo y de personas favoritas. Se lo dice Toño a su amiga desde la infancia: "No olvides que eres mi persona favorita, aunque estés loca y aquejada de neurosis variadas, tiendas al egoísmo y a la autocompasión y te cueste sentir empatía".

Si eso no es amistad, no sé qué pueda serlo.

A veces, cuando el manto de la tristeza nos cobija, lo único que puede disiparlo es sentir antes que ver la gran sonrisa de nuestra persona favorita ocupando todo el espacio entre nuestra nuca y nuestra oreja, porque eso significa que estamos fundidos en un abrazo que todo lo cura.




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