Dólmenes de Antequera, Patrimonio de la Humanidad
Viajes: Escápate a Antequera
A sus 5.500 años, el dolmen de Menga (principal construcción del conjunto arqueológico Dólmenes de Antequera, Patrimonio de la Humanidad desde 2016) puede presumir de ser una de las cumbres de la arquitectura prehistórica europea, por su monumentalidad, por la ingente cantidad de mano de obra que lo levantó, por sus enormes losas, por su icónica entrada en trilito (dos losas verticales y una de cubierta), por sus tres zonas claramente diferenciadas (atrio, corredor y cámara funeraria), su tamaño y su excelente estado de conservación.
La primera noticia que se tiene del dolmen de Menga es del año 1530, cuando el obispo de Málaga, César Riario, lo menciona en una carta en la que autoriza la construcción de un oratorio en sus inmediaciones.
Habría que esperar trescientos años para que el conjunto megalítico antequerano resurgiera y avanzara en la historia moderna, lo que sucedió en 1847, cuando el arquitecto malagueño Rafael Mitjana y Ardison llevó a cabo el primer proyecto de conservación en el dolmen de Menga y publicó la primera monografía científica, titulada Memoria sobre el templo druida hallado en las cercanías de la ciudad de Antequera, provincia de Málaga (1847).
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Primera imagen publicada de Menga, en 1847. |
La obra del malagueño Mitjana proporcionó la primera representación gráfica del dolmen, y con ello lo situó en la lupa de la investigación científica europea.
Otro paso adelante se dio en 1850, gracias al escritor malagueño Ildefonso Marzo Sánchez. Fue el primer autor que propuso la teoría de que Menga se había construido como tumba colectiva, y así lo planteó en su obra Historia de Málaga y su provincia.
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Louisa Tenison, primera mujer en investigar el dolmen de Menga. |
En 1853, Lady Louisa Tenison (1819-1882), una escritora, pintora, fotógrafa y viajera inglesa, visitó Antequera, fascinada por el misterio del dolmen de Menga, del que tenía noticias por la citada publicación de Rafael Mitjana (aunque este, erróneamente, consideraba que era un templo druida).
La aristócrata británica fue la primera mujer en investigar el dolmen in situ y quien publicó la primera monografía en lengua extranjera donde se estudia Menga, que cita con el nombre de Cueva del Mengal.
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Interior del Dolmen de Menga (Antequera). |
QUIÉN ERA LADY LOUISA TENISON
Mujer de gran cultura y con gran afición a la historia y la arqueología, fue una de las pioneras de la fotografía, a la que se dedicó nada más casarse, con el fotógrafo Edward King Tenison. Ambos eran grandes amantes de los viajes, y de hecho, durante la luna de miel visitaron varios vestigios arqueológicos de Inglaterra e Irlanda.
En 1843 se embarcaron en un periplo por Oriente Medio, visitando Egipto, Siria y Palestina. De este viaje surgió el libro Sketches en Oriente Medio (1846), que contenía una treintena de litografías.
Entre 1850 y 1852, el matrimonio viajó por Andalucía y Castilla, dando como resultado el libro Castilla y Andalucía, publicado en 1853. Durante estos trayectos, el marido de Louisa fue fotografiando los monumentos que encontraban, y con esas fotos se formó la primera colección de fotografía viajera en Gran Bretaña. EL DOLMEN DE MENGA, INVESTIGADO EN 1853 POR TENISON
Tal como cuenta, en su obra Castilla y Andalucía (pinchad aquí para ver en PDF), publicada en 1853, visitaron Antequera en busca de "un templo druida, un montículo con cámara, que existía en algún lugar de la vecindad y que, según el relato que se da de él, sería parecido a los misteriosos restos de la Antigüedad tan comunes en nuestra propia isla. Pero, ¡pobre de mí! No había guías en Antequera para llevar al viajero ante el objeto de su búsqueda; y como habíamos olvidado el nombre con el que se conocía la cueva, afrontábamos la nada agradable perspectiva de dejar la ciudad sin hallar el principal objeto de nuestra visita".
En un último intento, Tenison y su esposo escribieron una nota al alcalde, dorándole la píldora, contándole su recorrido por Andalucía y "cómo
a cada paso caíamos rendidos ante las bellezas de la tierra y el
encanto de sus habitantes, hasta llegar a la muy noble ciudad de
Antequera" y enfatizaban que ahora buscaban con ansia "un monumento que probara
que Antequera era más antigua que cualquier otra ciudad del mundo
conocido".
El alcalde les recibió, lamentando no saber nada al respecto, ni donde encontrar la cueva, pero les envió un guía, gracias al cual "el gran misterio quedó resuelto, pues nos condujo a
la Cueva del Mengal".
En su libro, Louisa Tenison escribe que "este singular monumento es,
creo, el único de su clase descubierto en la Península. Es sorprendente su
similitud en dimensiones y diseño con los montículos recubiertos que existen en
Irlanda, y que en los últimos años han llamado tanto la atención. El hecho de
que hasta ahora no se haya mencionado en ninguna obra en inglés, me induce a hacer una descripción detallada de su tamaño y
proporciones (...)".
La autora explica que, aunque los vecinos parecían conocer el sitio desde
tiempos inmemoriales, "no había existido referencia a la cueva en ningún libro español de topografía o sobre las
antigüedades del país, hasta los apuntes que publicó en 1847 un tal señor
Mitjana de Málaga".
(Continúa en 'Louisa Tenison y el misterio de Menga II')
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