lunes, 21 de noviembre de 2022

'Me viene mal que te mueras', de Maite Cabrerizo: Un libro orgánico

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Me viene mal que te mueras, de la periodista y escritora Maite Cabrerizo, es un libro de relatos que destaca por la variedad de registros manejados por la autora, unos en prosa, otros en verso, encajando a la perfección el tempo, la gravedad y la trascendencia de lo que se cuenta. Personalmente, siento devoción por el relato del título, por lo bien construido que está y por destilar humanidad y sentimientos; respira muerte, sí, pero nos reconcilia con la vida.

Publicado por la editorial Olé Libros, Me viene mal que me mueras se compone de 14 historias que saben a poco, y en todas queremos saber cómo continúan, si era posible otro desenlace, si podría haber una precuela, o una secuela. Señal de que Maite ha hecho bien su trabajo, ha cosido con esmero (que no remendado), así como nuestras abuelas y madres remataban las costuras de antaño.

Maite Cabrerizo firma 'Me viene mal que te mueras' en Madrid.

Dos minutos, la historia que abre el libro, nos introduce de sopetón en una atmósfera grotesca donde se mezclan desde la prostitución al abuso de menores o los ambientes sórdidos. Un comienzo muy fuerte, sin duda, una elección arriesgada que, me consta, ha desagradado a alguna lectora de avanzada edad. Pero Maite sale airosa de este riesgo de abandono, y resuelve con maña una historia que nos obliga a salir de nuestra zona de confort.


El siguiente relato, Fotoperiodismo, también transita por la línea del abuso que se ejerce contra la mujer, fundamentalmente, esa lacra de la violencia machista y doméstica. El título me parece un acierto, pues brota de la profesión de Maite, y pese a que los hechos, desgraciadamente, nos suenan demasiado, por ser el pan de cada día de millones de mujeres en todo el mundo, son miserias inmerecidas que hay que contar y recontar, denunciar, hasta erradicarlas. 

Sin ánimo de hacer spoiler ni destripar el libro (así lo decimos en mi blanco pueblo andaluz), me gustaría destapar algunos de los relatos que más me gustan, entre ellos, sin duda, Tratado de economía doméstica, historia íntima, conmovedora y entrañable con un estilo solo en apariencia sencillo (prácticamente es la cuenta numérica de los gastos que durante años va apuntando una persona en una libreta) que nos traslada a una historia de amor MAYÚSCULA. Amor del bueno, imperecedero, como la ristra de gastos en peluquería para la mujer, o los estipendios para los hijos y nietos. También mucho amor teñido de dolor encontramos en Ausencia en el 945, breve, brevísimo zarpazo en forma de relato con el que a todos se nos hará un nudo el estómago.


El libro en sí mismo es un homenaje a Rosiña, amiga sin tilde, pero con todos los acentos que importan. “Estoy aquí, de pie y en bragas / pensando qué ponerme. / Empieza así un día más, / de esos que tú ya no tienes” es el inicio de Canción para Rosiña, casi un verso-fotografía, lo visual sublimado por la poética, ensalzado por los acordes y la voz del artista que ha musicado este relato, conocido como Lincoln-6-Echo (hombre-tótem, presencia imprescindible donde quiera que fluyan las letras, vocales y consonantes de Maite). 


Aquí podéis ver un vídeo en directo de Canción para Rosiña  

Además de la muerte, otro hilo conductor, o al menos, algo que también está presente en prácticamente todos los relatos, con la excepción quizá de El museo y tal vez Vengadora enmascarada, es la relación de pareja, que se mueve entre el desamor de los primeros relatos, al amor de los últimos. Historias en las que a veces estallan la violencia y el tremendismo, sobre todo al inicio, y en otras ocasiones (para mí las mejores) se disfruta de una cotidianidad no exenta de sorpresa. Y es que Maite Cabrerizo no deja que el lector se acomode, lo incita constantemente a acompañarla en este viaje de muerte y vida. 


En la más reciente incursión de Cabrerizo en la ficción encontramos otros temas que tan pronto se asoman pacíficos, como dan un triple salto mortal, o corren a esconder las orejas. Igual que sucede en la vida. Son los miedos, los errores, las rarezas, la búsqueda de afecto. Prestad atención al relato Un novio con tilde y a La historia de amor más bonita… Originalidad y finales inesperados son marca de la casa de esta autora vitoriana. Incluso en desarrollos quizá más previsibles (por mi parte, acerté Fotoperiodismo y Bandera roja), el desenlace no deja indiferente, ni decepciona.


En las 154 páginas de Me viene mal que te mueras hay de todo, y por todo me refiero a los rostros siempre impertinentes de la muerte (“la que alivia, la que duele, la inesperada…”, acierta a decir la contraportada). Pero contiene también mucha vida, vida de la de verdad, de la que nace, crece, se nutre y transforma… Es un libro orgánico. Es vida.

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