(Otros cumpleaños y mi cumpleaños en 2010)
Nací en el siglo XX en una pequeña ciudad de la provincia de Málaga. Mi niñez y adolescencia se forjaron en un pueblito blanco tendido a los pies de una sierra kárstica, y por tanto Jurásica, que hoy es Patrimonio Mundial de la Humanidad. Supongo que eso imprime carácter.
En este extraño siglo XXI, concretamente este 20 de agosto de 2021, estoy celebrando mi cumpleaños en París. Mucho ha llovido, granizado y hasta pandemiado desde el día en que una jovencísima Nieves me trajo a este mundo gracias al concurso necesario de su marido y mi padre, Miguel. Hoy ambos siguen vivos y sanos, al igual que mi hermano Pedro, lo que de por sí es motivo para festejar, sobre todo cuando hace ya unos cuantos años que una ha saltado con pértiga la raya del medio siglo. Y, sin embargo, la adulta que soy hoy se parece como dos gotas de agua a la niña que fui.
Con mis padres, Nieves y Miguel. |
He rescatado tres fotografías antiguas, de no muy buena calidad, que pese a los muchos años transcurridos demuestran que en lo esencial soy idéntica a la de entonces. En esta primera instantánea (foto superior), mi mirada ya denota lo mucho que me gustaba (y gusta) posar para la cámara, sobre todo si la pose va acompañada de la asistencia a alguna entrañable reunión familiar. Estoy con mis padres y debo tener algo menos de dos años. Los tres enfocamos la mirada en un punto distinto y me estoy preguntando qué hago aquí, por qué me han vestido así, y cuánto falta para que nos vayamos.
Con mi hermano Pedro. |
En esta segunda fotografía aparezco con mi hermano Pedro: yo con algo más de seis años y él superado por poco su primer año de existencia. Mantiene erguido su cuerpecito aunque, por si acaso, le sostengo el hombro. Por la ropa que ambos vestimos, seguro que adivináis con precisión la década en la que se tomó la foto. Mi mirada de algún modo respeta la frontalidad del objetivo, aunque clavada con obstinación en un punto de fuga. Las dos coletas son la evolución natural de mi yo-niña de la primera foto.
En este agosto de 2021, continúo haciéndome las dos coletas cuando estoy de vacaciones playeras o me asfixia el calor. Y, aunque los móviles de última generación facilitan mucho enfocar la mirada, mis fotos, incluso las selfies, tienen siempre un ángulo de fuga. Costumbres arraigadas que me enraízan en la niñez, supongo.
Con mis padres, Miguel y Nieves; mi abuela María y mi hermano Pedro. |
Siempre he creído que el pasado hay que mimarlo y revisitarlo cuando nos apetezca, aunque algunas visitas nos dejen adoloridos porque algunos rostros y nombres ya no están, como el de mi abuela María de la foto superior. El pasado siempre es aleccionador y conviene atarlo corto. Pero la vida es el presente, lo único sobre lo que tenemos control. Y el futuro… confío en estar, pero ¡quién sabe!
Me gusta mucho un aforismo que no sé a quién atribuir y que dice algo así: el mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años, y el segundo mejor momento es hoy.
Pues eso.
Feliz cumpleaños, Pepa de 2021.
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