domingo, 29 de septiembre de 2024

Cristóbal Toral, pintor del viaje, el éxodo y la mudanza

Antonio López: "El arte está por encima de todo"

Wel oficial de Cristóbal Toral


Cuando Cristóbal Toral (1940) supo que el primer hombre había llegado a la Luna, alquiló un traje de astronauta y salió por las calles de Madrid para celebrar esa hazaña de la ciencia y la técnica.

Cristóbal Toral (1940), en su estudio de Madrid.

Aunque teme a los aviones y se mueve poco por el mundo, se trata de un pintor realista cuya obra es muy viajera. Con sus pinceles y la fuerza de su arte, ha llegado muy lejos, partiendo de unos orígenes realmente humildes en el campo de Antequera (Málaga), muy cerca de Villanueva de la Concepción y de la sierra kárstica del Torcal, hasta construir una mitología plástica del éxodo, la extrañeza y la mudanza.

Toral (4 años), con su madre y su hermano Paco.

En la década de los años cuarenta del siglo XX, cuando Toral ayudaba a su padre a fabricar carbón, ya dibujaba, aunque no había aprendido a leer y escribir. Y es que, hasta los diecinueve años, vivió en el campo trabajando junto a su padre, sin asistir a la escuela. Unos cazadores, que se acercaron a la choza donde vivía para pedir agua, contemplaron sorprendidos sus dibujos, y aconsejaron al padre que le enviase a la Escuela de Artes y Oficios de Antequera. 

Toral, en su estudio de Nueva York, con maletas y bultos empaquetados para viajar.


Así comenzó a recorrer el largo camino que lo llevaría, años más tarde, a exponer en los más prestigiosos museos del mundo. 

Cristóbal Toral, en 1970, en el Empire State de Nueva York.

La suya es una historia personal de sacrificios y esfuerzos, pero también plagada de éxitos, pues pronto destacó, tanto en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, como en la de Madrid, y por fin en Nueva York. 

Toral, pintando un cuadro de manzanas, en su casa de Madrid.

Su obra se caracteriza por la presencia de objetos que flotan o existen en un oscuro espacio infinito. Los bodegones tienen una rara perfección realista, y sus figuras desnudas son melancólicas.

'Empaquetado para viajar' (1980), privado, Bruselas.

Casi todos los cuadros son desgarrados, centrados en el viaje, las maletas, los andenes, los trenes, los cuartos desolados con muebles ocultos y personajes que van o vienen, se sientan o acuestan, sin que sepamos si están al final del camino o si están empezando la mudanza.

Al contemplar un cuadro de Toral, es habitual sentir una extraña sensación de realidad, teñida de fantasía, que nos sumerge en un mundo cotidiano, reconocible, que, sin embargo, nos obliga a transitar por un enclave subjetivo en el que bien podrían acechar fantasmas de sueños y pesadillas. 

'La nueva inquilina' (1982), colección del artista.

Cristóbal Toral también ha homenajeado a pintores emblemáticos, como Velázquez y Goya, en dos de sus más célebres lienzos: Según Las Meninas (1974), depositado por el artista en el Museo de Antequera,Según la familia de Carlos IV (1975).


'Según La familia de Carlos IV' (1974), colección del artista. 

A sus 84 años, Toral sigue en activo. En 2019, el Museo de la Ciudad de Antequera le dedicó una gran exposición monográfica, la más visitada de la historia de esta pinacoteca. Y su arte no para de viajar, de hecho, este 2024 comenzó participando en 'Zona Maco' (México), la mayor feria de arte de Sudamérica, con dos obras: 'El archiduque Leopoldo Guillermo' y 'La resurrección de Cristo según El Greco'.  


Toral, en 2003, en su estudio El Torcal (Toledo).

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