Viaje a Nueva York, Concord y Canadá 2024 (I): Three Pines
Acabada la corta escapada a Canadá para vivir dos días en el pueblecito de Knowlton (Lago Brome), el sitio real que inspira el Three Pines ficticio creado por Louise Penny, la última etapa del viaje por Estados Unidos nos conducía sobre ruedas hacia Nueva York.
El río Hudson, Brooklyn, puestos callejeros y Junior's, típicas estampas neoyorquinas. |
Pero antes de pisar la Gran Manzana, el día anterior, martes, 16 de julio de 2024, llegamos a New Haven y, nada más tomar posesión de la habitación en el magnífico hotel Graduate y tras dejar el coche en el parking público justo en frente, entramos directos al espectacular museo gratuito Yale Art Gallery.
Campus de la Universidad de Yale (New Haven). |
Hotel y museo están dentro del área del campus de la universidad de Yale, muy señorial con sus trescientos años de historia y sus colleges y edificios, la mayoría de principios del siglo XVIII.
Dimos un extenso paseo en busca de un pub donde cenar algo ligero, y acabamos eligiendo el restaurante Zinc, bastante chic y algo caro, pero el ambiente, los cócteles y las ostras valieron la pena, después de haber pasado tantas horas en coche desde Lago Brome (Canadá).
SEIS DÍAS EN NUEVA YORK
Por la mañana bien temprano, el miércoles 17 de julio, emprendimos el último viaje con nuestro coche de alquiler matrícula de Illinois, que dejamos en el aeropuerto JFK de Nueva York poco antes del mediodía.
Times Square, comida callejera, rascacielos y río Hudson y el Memorial 11-M. |
Casi una hora de metro después, llegábamos al hotel Hilton Garden Inn de la calle 42 entre la 5ª y 6ª avenidas. Muy recomendable, por céntrico y de muy buena calidad, aunque algo caro (todo en Nueva York es bastante más caro de lo que recordaba). A unas pocas calles de Bryant Park, del centelleante mundo de neón de Times Square, a tiro de piedra de Central Station, del Moma, la catedral y el Rockefeller Center.
Sándwich de atún con ensalada de col (Junior's, Times Square). |
Pasadas las dos de la tarde, comimos en el célebre y populoso restaurante Junior’s, el local que hay al lado del teatro Shubert (actuaba Alicia Keys con su musical Hell's Kitchen), pero el hambre no alcanzó para probar su famosa tarta de queso.
Tras descansar un rato en hotel, iniciamos un largo paseo entre el bullicio urbano y humano de Manhattan, repasando sitios, edificios, rascacielos y plazas, comparando la ciudad de 2024 con la que vimos en 2011, durante nuestra última visita.
Nuestra intención era caminar hasta el Village, pero una gran tormenta nos obligó a refugiarnos bajo una cornisa durante casi 40 minutos, de la que un taxi milagroso nos rescató. Como recompensa, cenamos unas quesadillas con cerveza en St Pat’s Bar and Grill, justo al lado de nuestro hotel.
BORRACHERA DE ARTE EN EL MET
El jueves, 18 de julio, después de perdernos un par de veces en el metro, un horno como recordaba, pero más sucio y descuidado incluso... llegamos al Museo Metropolitan, que después del Orsay de París, tiene la mejor y más extraordinaria colección de obras maestras del impresionismo y otras escuelas del XIX. Van Gogh, Monet, Gauguin, Cezanne, Renoir, Morisot…
Despliegue de cuadros de Van Gogh en el Met (Nueva York). |
Entramos gratis y sin hacer fila, gracias a nuestra tarjeta de periodistas de la APM. El desayuno y la comida los hicimos en la cafetería del museo, donde hay enchufes para cargar los móviles (¡menos mal!) y aun así nos fui imposible abarcar una ínfima parte del arte expuesto. Imposible visitar de una sola vez la pintura europea medieval y renacentista, ni la escultura. Cuando el Met cerró sus puertas, sentíamos que nos dejábamos sin ver la gran mayoría de salas.
Siguiente parada, compra de libros en Strand, además de algunas camisetas, tazas y cuadernos para regalar. La histórica librería está abierta desde 1929, sigue siendo independiente, y ofrece una enorme variedad de libros nuevos, usados y raros, más de 18 millas de libros, incluso ejemplares agotados. Compré camiseta para mi hermano y sobrino, para que renueven las que les regalé en 2011.
Aunque estábamos bastante agotados, paseamos por sitios emblemáticos como Washington Square, Christopher Street y el Soho, entre paisajes con y sin figuras neoyorquinas, casi idénticos a cómo se ven en las películas, avistando rascacielos tan fotogénicos como los edificios Chrysler o el Empire State, donde subía King Kong. Hasta hacerme una foto en las famosas escaleras de la casa de Carrie Bradshaw en la serie Sexo en Nueva York.New York! Y el centelleante mundo de neón en Times Square, como no podía ser menos, además de comida en #Juniors y paseo por los teatros de Broadway. Triunfa #AliciaKeys con su musical #HellsKitchen #VacacionesVerano2024 pic.twitter.com/XnNXrGkA4b
— Pepa Montero Mérida (@PepaMonteroM) July 17, 2024
Cogimos el metro hasta Times Square y resolvimos la cena con un perrito, queso y falafel comprados en los puestos callejeros. Caros y poco sabrosos. Para probar una sola vez.
BROOKLYN, WALL STREET, CERVEZAS EN STONE STREET...
El viernes, 19 de julio, empezó con un pequeño gran fiasco en el Museo de Brooklyn, por el cierre (anunciado pero no que no habíamos visto) de la colección de arte americano. El único consuelo: ver una muestra temporal con las '100 vistas de Edo’, de Hiroshige y después pasear entre calles de típicas casas neoyorquinas, fantaseando cuál sería la de Paul Auster y Siri Hustvedt.
Brooklyn, cruce de caminos (Nueva York 2024). |
Camino del metro, una muy grata sorpresa fue la comida, en el pub Park Slope Ale House, aunque el calor nos disuadió de sentarnos en la terraza. Volveremos.
Tras regresar a Manhattan, tocaba el turno de callejear por Wall Street, entrar a Trinity Church (gratis pero con cacheo y revisión de bolsos) y su cementerio en mitad de los rascacielos, con parada para fotografiar el fotogénico toro y tomar una Guinnes en la happy hour en Lilly's Bordello, en Stone Street, la primera calle adoquinada de Nueva York y de las que mejor se conservan de esa época.
BRYANT PARK, MOMA Y CENA EN OTRO JUNIOR'S
El sábado, 20 de julio, nuestras vacaciones entraron en su recta final. Tras un distendido desayuno en Bryant Park, visitamos la catedral de St. Patrick y el Rockefeller Center, convertido ese día en una suerte de piscina bastante decepcionante y poco glamurosa.
Deambulamos entre puestos callejeros del mercadillo de fin de semana y acabamos comiendo en la terraza del Museo de Arte Moderno, el Moma, antes de realizar la visita de sus principales colecciones de arte.
Comida y cóctel en la cafetería del Moma. |
Tras el empacho de arte moderno y contemporáneo, procedimos a merendar un pincho y un pastel de lima comprados en el mercado callejero, antes de regresar al hotel para un corto, pero muy necesario, descanso.
Alojarse al lado de Times Square casi obliga a pivotar sobre esa área, a falta de planes más lejanos, y eso es lo que hicimos esa noche. Escogimos cenar en el restaurante Junior's de la zona norte y, después, tuvimos la suerte de coincidir con la salida de los teatros de Broadway, donde es tradicional que los actores firmen autógrafos y se fotografíen con los fans. Así vi en 2011 a Brooke Shields, y del mismo modo conocí en este 2024 a cuatro protagonistas del musical 'Regreso al futuro': Casey Likes, Evan Alexander, Liana Hunt y Samuel Gerber.
MEMORIAL 11-M, KOREAN TOWN Y LANGOSTA
El domingo, 21 de julio, estaba reservado para una actividad tan prosaica como cambiar dinero (frente a Central Station, en el vestíbulo de Apple Bank), Y otra de profundo significado, como visitar el Memorial del 11-M (lugar de homenaje y recogimiento por las víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas).
Corea Town en Nueva York. |
Para comer, escogimos el barrio coreano (un Korean Town pequeño en superficie, pero muy parecido a la Corea que visité en 2017), en Seúl Food Gallery 32. La comida se puede pedir en cualquiera de los locales, la bebida se compra aparte, todo lo alcohólico lo dan abierto, y el soju sin tapón, para que no se pueda llevar al exterior. Todo delicioso.
Pelicana Chicken (Korea Town, Nueva York). |
Siguiente parada, café y tarta en un café que hace furor en la Corea real, Tous les Jours, con su mezcla de postres coreanos y el aire de una pastelería francesa. Como en todos los sitios en Nueva York (salvo el metro), el aire acondicionado no refrescaba, sino que congelaba.
Tras comprar los tradicionales Levi's en la tienda de Times Square y algunos regalos, más un último paseo por Hells Kitchen, rematamos la noche con unas cervezas en St Pat’s Bar and Grill, lado de nuestro hotel.
El lunes, 22, nuestro avión de regreso salía por la noche, así que tuvimos toda la mañana para despedirnos de la gran manzana, empezando con un desayuno en Bryant Park (es tradición), seguido por una breve visita al Museo Metropolitan (nos habíamos quedado con ganas el otro día) y comida en Central Station, en el famoso Luke’s Lobster (deliciosos aunque pequeños sándwiches de langosta picante).
Bocadillo de langosta de Luke's (Central Station). |
Un café de vuelta al hotel, recogida de maletas y directos en metro al aeropuerto JFK. El avión tuvo algo de retraso, y nos dio tiempo a una ligera cena en Booby Van's Steakhouse más unas últimas compras de sudaderas y snacks.
El vuelo a Madrid, con Iberia, tuvo la ventaja de que estábamos solos en una buena fila de 2 asientos, pero con avión más pequeño y comida a bordo más pobre que los que tuvimos al ir con American Airlines. ¡Tomamos nota para la próxima!
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