martes, 20 de agosto de 2024

Mi cumpleaños en 2024: Madrid, trabajo y libros

Mi cumpleaños en 2023: Escapada a Coimbra

Mi cumpleaños en 2022: Mapa de ausencias

Mi cumpleaños en 2017: Monte Fuji



Decía John Lennon que “la vida es eso que te pasa mientras estás ocupado haciendo planes”. Aunque pueda parecer una tautología, lo terrible es que, aun siendo elementalmente evidente, se nos olvida que vivimos poco o nada el presente ansiando un futuro que quizá sí… pero a lo peor no.


Para mí, el verano es tiempo de reflexión y desaceleración, época en la que abro muchos paréntesis y cierro unos pocos interrogantes (con suerte). 


Cuadros de Lim Khim Katy, pintora vietnamita.


El calor, los días largos, las ocasionales siestas, los viajes, las lecturas, el mayor contacto familiar y las benditas vacaciones me transportan a otros veranos de juventud. Entonces no lo sabía, pero tenía casi todo a mi favor para ser más feliz de lo que fui, si bien, como una adolescente de manual, era recalcitrante en el sufrir, a menudo empeñada en pellizcar lo bueno y bucear en lo malo. Por lo que veo a mi alrededor, los digitalizados adolescentes de hoy tampoco han escarmentado en cabeza ajena. Consuela, pero no alienta. 

Mi paisaje este 20 de agosto de 2024, día de mi cumpleaños.
Me gusta el verano. El estío, la estación de la diosa romana Juno y los emperadores Julio César y Augusto van unidos en mí por razón de nacimiento: mi sobrino, mi pareja, mi hermano, mi madre y yo misma abrimos los ojos en este mundo un día de verano, en mi caso, un 20 agosteño. Y, por poco, también mi padre, nacido un 29 de septiembre, apenas entrado el otoño, pero fallecido en verano (19 de septiembre de 2021).


Siempre he creído que los nacidos en verano aguantamos bien el calor. ¡Mira tú qué tontería sin base científica alguna!, me diréis. Y sí, seguramente, pero detesto el frío, me paraliza y priva de visitar lugares donde anhelo llegar, me pone de mal humor. En cambio, el calor y los días de canícula, aun siendo molestos, siento que no me pueden dañar.

Un dragón, una tortuga, Aquiles y una muñeca guatemalteca.

Tampoco me molesta ya el cumplir años, todo lo contrario. La tontería de envejecer se te quita apenas pierdes a tu padre. Decir adiós a los abuelos se acaba viendo inevitable, pero un padre… No. Temo que nunca me acostumbraré.


Por eso, este 20 de agosto de 2024, día de mi cumpleaños, brindo por muchos más veranos de calor, mar, libros, familia, música, playas, auroras boreales y viajes, muchos más viajes, sean a mundos lejanos, de media distancia o próximos.


Lo que importa es vivir, viajar, sonreír, cuidarnos los unos a los otros y tratar de ser cada día un poco más felices.


¡Salud!

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