lunes, 12 de agosto de 2024

Viaje a Nueva York, Concord y Canadá 2024 (I): Three Pines

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Vacaciones con Murakami 2024: Nueva York y Canadá


Mis vacaciones turístico-artísticas del verano de 2024 comenzaron en Hartford (Connecticut), hasta donde llegué con mi compañero de fatigas @fathermarch la tarde del jueves 11 de julio (hora americana), después de un viaje de siete horas y media desde Madrid (estupendo avión y vuelo de American Airlines) y otras tres horas y media por carreteras atascadas  (magnífico coche y servicio de Budget), desde el aeropuerto JFK de Nueva York. 

Visita a Orchard House, Walden Pond y réplica de la cabaña de Thoreau (Concord, EEUU), más el Auberge y Le Relais de Knowlton (Quebec), el Three Pines real de las novelas de Louise Penny.


Sin hacer caso al jet-lag, nada más descargar las maletas en el hotel Suites Hartford-Farmington, condujimos al centro de Hartford, donde nos topamos con una soirée musical (gratuita) y gastronómica (de pago) en el Museo Wadsworth Atheneum. A las ocho de la tarde estábamos tomando cerveza y picando queso, ensalada y pastrami, en el patio central del edificio, mientras tocaban el piano. 

Museo de Hartford (Connecticut, Estados Unidos).


Cerrado el museo, dimos un paseo por el minicorazón financiero de la ciudad, con visita gastro-lúdica al barrio peatonal de Pratt Street, sin nada de turistas, y parada en el Vaughan's Public House, donde saboreé la primera media pinta de Guinness en tierras americanas.

La mañana siguiente, viernes 12 de julio, visitamos en primer lugar la casa del escritor Mark Twain. No teníamos tiempo para el recorrido interior (guiado y muy caro), pero sí para ver el exterior, los jardines y tomar café en la terraza, donde se puede acceder con un ticket reducido de 7,25 dólares. Curiosidades son el famoso traje blanco de MarkTwain y el no menos famoso porche de la mansión.

Casi sin tregua, volvimos al Museo de Hartford (muy accesible y con abundante parking de moderado pago en la calle), esta vez para conocer la magnífica colección de arte impresionista y moderno. La pintura española está representada por Picasso, Dalí, Miró, Ribera, Zurbarán, Meléndez y Luis de Morales. Y, para mi sorpresa, tienen varios prerrafaelitas.

CONCORD, HOGAR DE ´MUJERCITAS´

Dejamos atrás Hartford para conducir hasta Concord, hogar de Louisa May Alcott, donde pergeñó sus famosas Mujercitas. Llegamos a media tarde, sobre las 17 horas, suficiente para  disfrutar de la placidez absoluta, salvo por el ruido del tráfico, de Orchard House, la casa-museo de la escritora, que sigue tan encantadora como la vi por última vez, en 2018, con la escuela de filosofía del padre, Bronson Alcott. 

Orchard House, hogar de las 'Mujercitas' de Louisa May Alcott (Concord, EEUU). 


Una ligera cena en la histórica posada Colonial Inn puso fin a un día estupendo. Esa noche, y la siguiente, nos alojamos en el hotel Hampton Inn Concord (a unos quince minutos en coche de la ciudad), en pleno campo, con habitaciones enormes y magníficas, desayuno y parking gratuitos. Una delicia. 

Desayuno en Helen's (Concord, EEUU).


El sábado 13 de julio, regresamos al centro de Concord para desayunar en el pintoresco restaurante familiar Helen’s, abierto desde 1936, y después hacer una visita más pausada a Orchard House y realizar las compras de libros y regalos de rigor en la casa-museo de Louisa May Alcott.

Amenazaba lluvia cuando llegamos al cementerio de Sleepy Hollow, donde reposan Louisa May Alcott, su padre, Bronson Alcott, y el resto de familia de la autora, además de los trascendentalistas Thoreau y Emerson, muy cerca del también escritor Hawthorne.

Tumbas de los Alcott en Sleepy Hollow (Concord, EEUU).


Ese día comimos en el abarrotado pub Main Street Market & Cafe, y luego fuimos en coche a bañarnos en la laguna y pasear por el bosque de Walden Pond, donde se retiró Thoreau en busca de la soledad y creó su célebre utopía literaria.

Laguna de Walden (Concord, EEUU), célebre por Thoreau.


Walden es hoy día una reserva natural protegida. Aparcar en el centro de visitantes cuesta 30 dólares, si el coche tiene matrícula de otro Estado, y el nuestro era de Illinois. La tienda es cara, no tiene demasiada oferta de productos, y entre los libros, aparte de Walden, casi nada, así que solo me traje una taza (¡15 dólares!). Visité, eso sí, el interior de la falsa cabaña allí instalada, que reproduce la construida por Thoreau. 

Bañistas en Walden Pond (Concord, EEUU).


Dejamos el coche en el parking, bajamos andando hasta la playa a la entrada de la laguna y nos adentramos en el bosque caminando por el sendero de tierra junto a la orilla del agua, y llegamos al emplazamiento de la cabaña original. Era mi tercera vez frente a los cimientos de lo que fue la chimenea, al lado de la placa que reproduce la famosa cita de Walden: "I went to the woods..."  

Cimientos de la cabaña de Thoreau (Walden Pond).


Tras el baño de rigor y un buen rato contemplando la placidez de la laguna, cogimos de nuevo el coche para ir a Concord. Con una temprana y ligera cena en Colonial Inn y un paseo a la luz de la luna dijimos adiós a esta parte del viaje. 

EN RUTA HACIA CANADÁ

El domingo 14 de julio, al despuntar el sol, salimos rumbo a la frontera de Canadá. Habíamos programado dos días para visitar Quebec, con parada y fonda en Knowlton, en el Lago Brome. Para cruzar desde Estados Unidos no hace falta visado, si el viaje se efectúa en coche, de modo que es suficiente con disponer de la ESTA (documento de entrada imprescindible a EEUU). 

Knowlton Auberge, lugar que inspira el Three Pines de Louise Penny.


En Knowlton nos esperaban, además del idioma francés, los lugares reales en los que la escritora Louise Penny se inspiró para su saga de novelas del inspector Gamache, para conocer y disfrutar de la iglesia, el bistró Knowlton Pub, la biblioteca y el Auberge de piedra y madera que tantas veces hemos imaginado al leer sus novelas.

LA PINTORESCA CIUDAD DE KNOWLTON (QUEBEC)
 

Knowlton es Three Pines, o lo más parecido, y de hecho, Penny vive aquí, aunque ni se nos ocurrió tratar de hallar su casa. Eso sí, la mitomanía nos llevó a alojarnos en el Auberge Knowlton, una antigua parada de diligencias abierta en 1849. Su bistró Le Relais sirvió de inspiración para el albergue que regentan los personajes Olivier y Gabri en el novelesco pueblo.

Interior y terraza del histórico Auberge Knowlton (el Three Pines real, en Quebec).


Llegamos sobre las dos de la tarde, muertos de hambre, así que tras registrarnos en el hotel y dejar el coche en el parking gratuito, cruzamos la calle para ir directos al Pub Bistró Knowlton, con una magnífica terraza, música en directo, donde los parroquianos quebequeses apuraban cervezas y daban cuenta de sus generosos platos.

Albergue, pub y molino de Knowlton, el Three Pines del inspector Gamache.


Al atardecer, exploramos el pueblo a pie: el estanque del molino, el museo y los edificios históricos de Knowlton rezuman quietud y señorío. No hay turistas, solo vecinos que van y vienen a la marina y la playa del lago. Tanta paz y tranquilidad se respiran que a mitad de camino hacia la marina apareció un ciervo paseando a sus anchas, y un perro con flotador nadaba junto a sus dueñas.

Al día siguiente, lunes 15 de julio, salimos en coche hacia Montreal, que ya conocíamos de nuestra anterior estancia en 2018. No sin dificultad, logramos dejar el coche en un parking subterráneo, tras comprobar que los huecos libres en las calles no estaban realmente libres, según nos respondía la tozuda máquina que debía extender los tiques. 

Barrio de St. Denis (Montreal, Quebec).


La primera parada fue el Museo de Bellas Artes de Montreal, más moderno y ampliado que en mi primera visita. Dos grandes exposiciones temporales: una de Hiroshige y otra de cuadros flamencos dedicados a virtudes, vicios y locuras. Acabada la visita, cogimos el metro para ir al céntrico barrio de St. Denis, y comimos en el restaurante retro Fameux, con estética de diner americano y cocina non-stop. 

El centro de Montreal está en obras, que le restan encanto. Aun así, me gustó volver a experimentar el ambiente callejero de St. Denis (aquí nos alojamos en 2018) y pasear entre sus edificios, que dan para horas de contemplación. Nos acercamos también a la zona de la catedral y a la plaza Jacques Cartier, corazón del Viejo Montreal. 

Un nuevo recorrido en metro nos llevó al parking donde aguardaba nuestro coche de alquiler, para regresar a Knowlton, donde llegamos en menos de una hora, con tiempo para acercarnos a la playa del Lago Brome, aunque no el suficiente para darnos un chapuzón.

REGRESO A EEUU: NOCHE EN NEW HAVEN

Cenamos algo ligero y deprisa en la terraza de nuestro hotel en Knowlton, y a dormir, puesto que el día siguiente, martes, 16 de julio, casi de madrugada, regresamos a EEUU, con una breve parada en Turner Falls (no son realmente cataratas) y cuatro horas después, llegamos a New Haven, la etapa final de ese día

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