lunes, 6 de mayo de 2024

Quién fue Marthe de Méligny y por qué ha pasado a la historia

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Enigmática, nerviosa y con crisis de ensimismamiento, Marthe de Méligny (1869-1942) fue la musa angelical y demoníaca, amante, compañera y esposa, que marcó la vida y obra del pintor francés Pierre Bonnard (1867-1947). Ya sea juntos, o retratada en solitario, el intrigante rostro y, sobre todo, el sensual cuerpo de ella, aparecen en multitud de pinturas y cuelgan en los mejores museos del mundo.

Una de sus primeras apariciones fue en el lienzo El hombre y la mujer (1900), que pude ver en Madrid dentro de la exposición 'Bonnard', dedicada en 2015 a este famoso artista del grupo de los Nabis por la Fundación Mapfre. 

'El hombre y la mujer' (1900), Pierre Bonnard (Museo de Orsay).
CASI CINCUENTA AÑOS DE AMOR-ODIO CON BONNARD
Su nombre real era Maria Boursin, y la posteridad la conoce como Marthe Bonnard. Poseía un carácter nervioso y misántropo, estaba aquejada de crisis de abstracción y ensimismamiento, y mantuvo durante casi cincuenta años una relación de amor-odio, sensualidad mortificante y dependencia con Bonnard.

Se conocieron en 1893, cuando él la ayudó a cruzar una calle en París. Ella se presentó con el nombre de Marthe de Méligny, seudónimo que recuerda a las cortesanas del siglo XVIII. Le mintió diciendo que era huérfana y procedía de una estirpe italiana. Solo reveló su identidad cuando se casaron, en 1925.

MUSA FAVORITA, ENCARNACIÓN DE LA MUJER
Musa preferida y símbolo de la idea de belleza y de la mujer para Bonnard, Marthe aparece en toda su gloria en Desnudo a contraluz (1908), de pie en un interior mientras se rocía con agua de colonia tras bañarse. El cuadro es propiedad de los Museos Reales de Bélgica, en Bruselas.
'Desnudo a contraluz' (1908), Pierre Bonnard (Museos Reales Bélgica).
Toda la obra de 
Bonnard tiene una apariencia de sencillez y alegre armonía, pero está llena de matices. Fue definido como el pintor de la felicidad, capaz de crear una poética muy personal de los objetos y los espacios. Su mundo es muy sucinto en temas, mantiene una línea muy clara, con colores que estallan, gran pincelada, y retrata de manera casi obsesiva a Marthe. 


'Mujer con gato' (1912),  Pierre Bonnard (Museo de Orsay).

En Mujer con gato, de 1912, resaltan el gato blanco, resplandeciente, en un fuerte contraste con la mujer, de mirada apagada, tan difusa como su vestido y el pelo, que llega a fundirse con la pared. Marthe mira de frente, pero no ve, ignora al pintor, mantiene a propósito los ojos bajos, la mano en la mesa, el cuerpo inclinado, sin sensación de movimiento.

En La toilette rosa (1914-21), el artista lleva la mirada del espectador al ángulo derecho, donde ella se seca el cuerpo con una toalla que es en parte prolongación del brazo izquierdo. Han pasado veinte años desde que ella posara para El hombre y la mujer, pero para Bonnard su cuerpo no ha envejecido. 


'La bañera' (1925), Pierre Bonnard (Tate Modern de Londres).
Hacia 1920, Bonnard cambia de modelo y retrata a Renée Monchaty, con quien ese mismo año se escapa a Roma y promete unirse. No obstante, el pintor regresó con Marthe, se retiraron a Cannes y se casaron en 1925. Una semana después de la boda, se enteraron del suicidio de Renée.

Este es el contexto de La bañera (1925), donde su ya esposa Marthe yace en una especie de bañera-sarcófago. La sensación de frialdad, de muerte, es omnipresente, pese a los colores cálidos de la pared y del primer plano. La inspiración del cuadro también venía de Marthe, asidua a los baños terapéuticos, y Bonnard la pintó así en numerosas ocasiones, recreándose en su sensualidad.

'Desnudo en un interior' (1934), Pierre Bonnard (National Gallery Washington).
La vemos en incontables cuadros a lo largo de los años, pero Marthe permanece siendo una incógnita para el espectador, sea porque aparece de lejos, fuera del centro del lienzo, sin mirar de frente o con facciones semiborrosas. Un ejemplo es Desnudo en un interior (1934), donde su figura sí ocupa el centro y está de frente, pero no la vemos porque su cuerpo se halla partido por la mitad, oculto por el color. Tampoco ha envejecido, y el pintor nos obliga a mirarla con ojos de voyeur.

Ocho años después de posar para este lienzo, en 1942, Marthe murió, y Bonnard se sumió en una profunda depresión. Continuó pintando su joven cuerpo, que es como la retrataba desde hacía más de cuarenta años.

El pintor falleció cinco años más tarde, en 1947, en su villa de Le Bosquet, y juntos reposan en Le Cannet.

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