martes, 21 de mayo de 2024

Brooke Shields renace en Netflix: así la conocí en Manhattan 2011

Brooke Shields, mi vecina de las 11 en Manhattan

Viaje a EEUU y Canadá en 2018 


Ahora que el mundo televisivo asiste al renacimiento de Brooke Shields (1965) como estrella rutilante, y los periódicos se lanzan a escribir artículos ampulosos sobre su épica lucha para vencer al Hollywood más cruel, que la hipersexualizó desde niña y luego la desechó… hasta que Netflix le ha devuelto la fama con una serie peor que mala, La madre de la novia, yo también quiero presumir de que la he visto, dos noches seguidas, a menos de medio metro, en Manhattan en el verano de 2011.


Quiere la casualidad que este próximo mes de julio también planee vacacionar en Nueva York, parte de Connecticutt y un trocito del sur de Canadá, ¡y quién sabe si la volveré a ver!


Primer encuentro con Brooke Shields (Manhattan, 2011).

Me encontré con Brooke Shields frente a frente en julio de 2011, mientras paseaba de noche de vuelta al hotel Paramount, en plena zona de teatros de Broadway, a 50 metros de la esquina de la 46 con Times Square, justo al lado del teatro Fontanne (205 West 46th Street), donde Brooke actuaba en el musical La Familia Adams, en el papel de Morticia.


Segundo encuentro con Brooke Shields (Mahattan, 2011).
Como se ve en las fotos, ya no era la adolescente que se desnudaba en la película El lago azul, sino una actriz hecha y derecha que cada noche se ponía el ceñido vestido negro de la señora Adams, la sensual y encantadora vampira, madre de dos monstruitos y esposa de Gómez. Nos la encontramos mi compañero de fatigas y yo misma, a eso de las 11 de la noche, mientras saludaba y firmaba autógrafos a los fans. Y volvimos a esperarla la noche siguiente, a la salida de la representación.


En esa zona de Broadway, en todas las épocas del año, es habitual ver actores y actrices, antes o después de la función. Para dar con ellos, basta con buscar las vallas en la acera y la discreta seguridad a la puerta de los teatros, y armarse de paciencia. 


Sin ir más lejos, frente al teatro de Brooke Shields, otro letrero de neón anunciaba una obra protagonizada por Robin Williams, pero nuestro calendario se empeñó en no coincidir. Y tampoco tuve la paciencia de esperar por si veía a Daniel Radcliffe en otro teatro cercano. ¡Quién sabe si este año me toparé con alguna otra celebridad! Desde luego, me alegraría mucho ver a Siri Hudsvedt en Brooklyn, en mi planeada visita al museo de arte, o cuando vayamos a comer (yo no, claro) pastrami en alguna cafetería típica de esas que describía en sus novelas su marido, Paul Auster.


Y ni que decir tiene, me encantaría conocer a Louise Penny en mi fugaz visita al sur de Canadá, donde la novelista ha situado el universo policíaco del inspector Gamache y el paradisíaco (solo en apariencia) pueblo de Three Pines.







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