lunes, 22 de abril de 2024

Tres citas en Davos: pasión y lucha de poder según María A. Quesada


‘El ingenio de los mediocres’: María A. Quesada contra el techo de cristal

‘El poder de tu nombre’, la pasión egipcia de María A. Quesada

 


La última novela de la periodista y escritora María Antonia Quesada transporta al lector al meollo donde se gestan las tormentas económicas, se apaciguan los crash bursátiles, se fabrican, dan y cortan las alas a los tiburones financieros, se destruyen especuladores inmobiliarios, se decide el rumbo, en fin, del MUNDO con mayúsculas. Que sea en el pequeño pueblo suizo de Davos, sede hoy Foro Económico Mundial, el mismo sitio donde Thomas Mann situó su mítica novela La montaña mágica, de 1924, me parece un soberano acto de injusticia poética. 

'Tres citas en Davos', la última novela de la periodista y escritora María Antonia Quesada.

En el Davos real, donde se reúnen cada año las élites mundiales, se encuentran y entrelazan las vidas de Carlos Alonso, Philip Oakenshaw y Andrés Monroy: tres tiburones que especulan y se saltan la ley; tres machos machistas que no dudan en pisotear y arruinar a quienes se les pongan por delante.


En esto llega la gran crisis de 2009, momentos de zozobra y peligro, y Alonso conoce a Noelia, en lo que será un encuentro decisivo para ambos y para la novela. 


El desarrollo argumental de Tres citas en Davos (Olé Libros, 2024) discurre intercalando el punto de vista de Carlos y de Noelia, lo que permite conocer la historia desde dos ángulos distintos y proporciona al libro un dinamismo cinematográfico muy interesante. Podemos ver también el rol de las mujeres dentro de ese ambiente machista y jerarquizado, que utiliza el sexo como herramienta de dominio.

Presentación en Madrid de 'Tres citas en Davos' (Olé Libros) de M. A. Quesada.

Noelia no es la única mujer de peso en la novela de María Antonia Quesada: destaca asimismo la esposa de Carlos, Clara, que desempeña un papel decisivo, aunque no diré si ella, o ambas, despiertan admiración, pena, rabia o enojo. Porque un aspecto muy interesante de Tres citas en Davos es que la realidad es poliédrica, y el sentimiento que hoy tenemos por un personaje, puede tornarse en el contrario en un instante. Las mujeres de esta novela son misteriosas, intrigantes. No sabemos si son víctimas o si, en realidad, son cazadoras agazapadas.


DECADENCIA Y RADIOGRAFÍA DE UNA CRISIS

Las primeras 50 páginas muestran el proceso de decadencia de Carlos, entrelazando el contexto de la crisis económica que está cayendo sobre el mundo entero en 2009, con su propia crisis personal de hombre que cumple 50 años y atraviesa un momento decisivo en el que puede ir hacia arriba o hacia abajo.

La autora refleja muy bien el cinismo de este tiburón financiero, su falta de empatía con cualquier persona que no esté en su nivel, su desprecio por todo lo que no sea él y su ascensión, su falta de remordimientos... En la figura de este hombre se ve la crítica corrosiva al mundo de estos personajes que manejan los hilos de la economía y la política, a los que no les importa absolutamente nada el daño que pueden hacer.


Esta novela encierra, y paulatinamente libera, varias lecciones, entre ellas, que no aprendemos nada de las crisis. En 2006 se oteaban ya los problemas; en 2009 parece que se sortean, pero las crisis son recalcitrantes. Las altas finanzas, los bancos, el sistema en general están siempre dispuestos a reiniciarse para seguir sacando tajada.


En el aspecto formal, me parecen un acierto los títulos de las partes del libro: tormenta, deshielo e inundación. Perfecto. Y me gusta que la autora deje el final abierto, sin saber si las palabras y propósitos de Carlos son un grito desesperado y lunático, o una premonición.  


¿Quizá Quesada nos sorprenderá con una segunda parte y más citas en Davos?


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