jueves, 29 de febrero de 2024

Isabel Quintanilla, maestra del realismo y la luz difusa

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La pintora española Isabel Quintanilla (1938-2017), una de las figuras clave del realismo contemporáneo, es la protagonista de la última exposición del Museo Thyssen Bornemisza, que bajo el título El realismo íntimo de Isabel Quintanilla, reúne un centenar de obras de toda su carrera, incluyendo sus óleos y dibujos más sobresalientes.

Jardín (1966) y Cuarto de baño (1968), de Isabel Quintanilla (1938-2017).

Esta muestra ha despertado un enorme interés, puesto que muchas de las piezas nunca se han visto en España por encontrarse en museos y colecciones de Alemania, un país en el que la artista logró un destacado reconocimiento en los años 1970 y 1980.


Obras como Cuarto de baño (1968), Jardín (1966) o Lirios en un florero verde (1979) llevan al espectador por un recorrido evocador protagonizado por sus objetos más personales, la intimidad de las estancias en las que vivió y trabajó, así como por su familia y sus compañeros.

Lirios en un florero verde (1979) Kunststiftung Christa und Nikolaus Schües (Isabel Quintanilla).


MIEMBRO DE LOS REALISTAS MADRILEÑOS

Isabel Quintanilla pertenecía al nuevo realismo español, en concreto a un grupo conocido como los Realistas madrileños, conformado por nombres tan relevantes como Antonio López, María Moreno, Esperanza Parada, Amalia Avia y los hermanos Julio López Hernández y Francisco López. La mayoría de ellos organizaron su primera exposición colectiva en 1955.


Quintanilla trabajó en un momento de la historia de España en el que las mujeres artistas no tenían ni el peso ni el protagonismo del que disfrutaban sus colegas masculinos, algo que ella denunciaba en sus declaraciones públicas, donde reclamaba el sitio que les correspondía, a ella y a sus compañeras de generación.


La ​mayoría de sus obras son bodegones que describen vistas y objetos sencillos de la vida cotidiana, caracterizados por menos objetos, más espacio entre ellos y menos detalles en general. También realizó pinturas donde combina paisajes y escenas de interior. Todas ellas, caracterizadas por su capacidad para capturar texturas, casi siempre usando luz difusa.

Lavabo del colegio de Santa María (1968), privado, Alemania (I. Quintanilla).

LA PINTURA ERA SU VIDA

En 1953, a los quince años, Isabel Quintanilla ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes, donde se graduó con éxito seis años más tarde, en 1959. Al año siguiente, 1960, recibió una beca para hacer una pasantía de ilustración en el Instituto Beatriz Galindo, y poco después, su vida dio un giro enorme cuando se casó con el escultor Francisco López (1932-2017), con quien se mudó a Roma.


La artista, que se consideraba más figurativa que realista, murió en octubre de 2017, a los 79 años, en su residencia de Brunete, pocos meses después de fallecer su marido y un año después de que se celebrara en el mismo Museo Thyssen la exposición Realistas de Madrid, donde se mostraron varios de sus cuadros.

Cuarto de baño (1968), de Isabel Quintanilla (colección particular).


La pintura era su vida y su vida era la pintura, como ella misma afirmó en numerosas ocasiones, por lo cual la nueva exposición en el Thyssen, esta vez monográfica, servirá para activar emociones, un objetivo que siempre tenía presente la autora.


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