(Otras entrevistas: Garrigues Walker y Marga Clark)
He tenido la suerte de poder entrevistar al historiador y arqueólogo Martín Almagro para el periódico 65Ymás, y aunque una parte de la conversación estuvo dedicada al cuasi monotema del coronavirus, tuvimos tiempo de hablar de las peñas sacras (a cuya investigación se ha dedicado con fruición estos últimos años), de las enseñanzas de la historia, de la vida y sus milagros, de las inevitables mudanzas, del sistema clientelar que todo lo contamina, de la educación… y de cómo, pese a todo, hay que intentar exprimir todo el zumo a la existencia.
A sus 74 años, Martín Almagro Gorbea (Barcelona, 5 de enero de 1946), antropólogo,
arqueólogo, historiador, exdirector del Museo Arqueológico Nacional (@MANArqueologico)
y anticuario perpetuo de la Real Academia de la Historia, entre otros títulos y cargos,
está jubilado formalmente pero continúa muy activo, centrado en la investigación de las peñas sacras, unos monumentos arqueológicos diseminados por la España vaciada y cuya historia "es urgente recopilar y estudiar cuál es su significado y sus ritos".
A sus 74 años, Martín Almagro Gorbea (Barcelona, 5 de enero de 1946), antropólogo,
arqueólogo, historiador, exdirector del Museo Arqueológico Nacional (@MANArqueologico)
y anticuario perpetuo de la Real Academia de la Historia, entre otros títulos y cargos,
está jubilado formalmente pero continúa muy activo, centrado en la investigación de las peñas sacras, unos monumentos arqueológicos diseminados por la España vaciada y cuya historia "es urgente recopilar y estudiar cuál es su significado y sus ritos".
De no haber sido arqueólogo, le hubiera gustado dedicarse a la medicina o a la astronomía.
"Todo lo relacionado con el ser humano me apasiona porque nosotros somos la clave de nuestra existencia", asegura este erudito, que únicamente aguantó ocho meses como director del Museo Arqueológico nacional.
Dice Martín Almagro: “Cuando veo las cosas muy mal, pienso que peor era cazar un mamut, que te cazaba él a ti nueve veces de cada diez".
Su especialidad es la protohistoria de la península ibérica, Tartessos y la cultura céltica,
unas civilizaciones ancestrales que le apasionan porque fue por entonces cuando la humanidad
empezó a vivir en una sociedad compleja. “Tras la explosión demográfica después del neolítico,
al surgir las sociedades complejas, se planteó el problema todavía no resuelto de cómo gestionar
la convivencia de una sociedad que a medida que se desarrolla se hace cada vez más compleja.
Es hijo del eminente arqueólogo Martín Almagro Basch, cuyos pasos ha seguido aunque nadie
en su familia le influyó jamás para que estudiara ninguna disciplina.
"Todo lo relacionado con el ser humano me apasiona porque nosotros somos la clave de nuestra existencia", asegura este erudito, que únicamente aguantó ocho meses como director del Museo Arqueológico nacional.
Dice Martín Almagro: “Cuando veo las cosas muy mal, pienso que peor era cazar un mamut, que te cazaba él a ti nueve veces de cada diez".
Su especialidad es la protohistoria de la península ibérica, Tartessos y la cultura céltica,
unas civilizaciones ancestrales que le apasionan porque fue por entonces cuando la humanidad
empezó a vivir en una sociedad compleja. “Tras la explosión demográfica después del neolítico,
al surgir las sociedades complejas, se planteó el problema todavía no resuelto de cómo gestionar
la convivencia de una sociedad que a medida que se desarrolla se hace cada vez más compleja.
Es hijo del eminente arqueólogo Martín Almagro Basch, cuyos pasos ha seguido aunque nadie
en su familia le influyó jamás para que estudiara ninguna disciplina.
Aunque asegura que nadie le dijo nunca que tenía que ser arqueólogo, ya desde niño iba a las excavaciones con su padre, entre ellas, a las de Ampurias.“Me gustaban las piedras y además tenía un buen ambiente formativo en mi familia, que es de las cosas más importantes en la vida de un niño”.
Si tuviera que elegir cuatro o cinco cosas de su vida, una de ellas sería sin duda la investigación,
porque cree que crear saber y transmitirlo es lo que más contribuye al bienestar de la humanidad.
porque cree que crear saber y transmitirlo es lo que más contribuye al bienestar de la humanidad.
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