viernes, 10 de enero de 2020

Las 'Mujercitas' de Louisa May Alcott reinan en el cine (I)

(Más sobre Mujercitas y Orchard Househogar de los Alcott)

Hace unas semanas se estrenó por fin la película Mujercitas dirigida por Greta Gerwig (1983), la adaptación más fiel y feminista de ese gran clásico de la literatura norteamericana del siglo XIX que es la novela Mujercitas (Little Women) de Louisa May Alcott (1832-1888). Esta nueva versión cinematográfica reflexiona sobre la creación y sus sacrificios, sobre el peaje de madurar y sobre el poder del amor y de los sueños.


'Mujercitas', adaptada en 2019 por la directora Greta Gerwig.
Se trata de una película ambiciosa y rompedora donde la historia no sigue el orden cronológico (como el libro) sino que se desliza a base de saltos en el tiempo. La directora juega con las emociones del espectador y homenajea el ingenio de Alcott en una cinta más romántica y luminosa que las anteriores.


Louisa May Alcott (1832-1888), a los 25 años.
La vida de las hermanas March ha sido llevada al cine y la televisión en más de veinte ocasiones, un récord encomiable para una novela de la que Louisa May Alcott nunca estuvo del todo satisfecha, pese a que (o quizá por eso mismo) la trama y los personajes de sus Mujercitas son un reflejo bastante fiel de las estrecheces, ambiciones, alegrías y tristezas de la propia autora. 

Como destaca el experto en Alcott, el periodista y escritor Luis Fermín Moreno (@fathermarch), en la vida real, la familia Alcott, a causa del angelismo congénito del padre, el pedagogo trascendentalista Amos Bronson Alcott (1799-1888), sufrió constantes problemas económicos, debiendo recurrir con frecuencia a la ayuda de parientes adinerados. Y así habría continuado hasta el final de sus días, si no hubiera sido porque nada más publicarse, Mujercitas tuvo tal éxito que convirtió a Louisa May en una mujer, no rica, pero sí con una posición muy desahogada.


Orchard House (Concord, Massachussett), el hogar real de Louisa May Alcott.
Las dificultades personales de los March; la muerte de Beth; el amor de las cuatro hermanas por los libros, el teatro y la pintura; las insólitas aspiraciones feministas de esas muchachas adelantadas a su época; la madre valiente y compasiva; la casa de Orchard House; los rigurosos inviernos de Massachussett… Todo lo que el libro narra y después se ha trasladado al cine y la televisión tiene un trasfondo verídico porque está ensamblado sobre las experiencias de su autora.

PRIMERA VERSIÓN EN 1918... 
Corría el año 1918 cuando Harley Knoles dirigió la primera película de Mujercitas, muda por supuesto, y después ya vendría la catarata de adaptaciones, con tres bastante memorables: la versión de George Cukor (1933), la de Mervyn LeRoy  (1949) y la de Gilliam Armstrong (1994).

... Y LA HEPBURN COMO JO MARCH EN 1933
Para quienes hoy peinan canas, no existe mejor Jo March que la que encarnó Katharine Hepburn en la película dirigida por George Cukor. Dos guionistas profesionales condensaron en dos horas de película las historias de las cuatro hermanas del libro, otorgándole a Jo el papel protagonista y reduciendo el resto a personajes esquemáticos, de forma que en el cine Mujercitas se convirtió en Jo y sus hermanas.



Allá por 1933, la Hepburn no era todavía una gran estrella, pero fue -y es- la más parecida a la “joven potrilla” que describe Louisa May. Ambas tenían muchos puntos en común: criadas en Nueva Inglaterra, en entornos feministas, con familias distinguidas y comprometidas. Hepburn era una de las raras actrices capaces, a sus 25 años, de representar convincentemente las distintas etapas de madurez de Jo. 

TERCERA ADAPTACIÓN EN 1949



En 1949, Mervyn LeRoy dirigió otra adaptación, con June Allyson como Jo. Este remake es mucho más almibarado y se toma muchas licencias, por ejemplo, con las edades de las actrices, que nada tienen que ver con las de sus personajes. Margaret O’Brien (en el papel de Beth, 13 años en la novela) es la única niña (tenía 12 años) frente a un trío de jóvenes adultas o camino de la madurez: Elizabeth Taylor, con 17 años, encarnaba a Amy (10 años en el libro); June Allyson, a sus 32 años, doblaba los 15 de Jo en la novela; y Janet Leight (20 años) interpretaba a la Meg de 16.

El guión se toma muchas desafortunadas libertades, haciendo que la guerra civil parezca un liviano pasatiempo. Tiende a aligerar las escenas dramáticas o las alterna con interludios cómicos, de forma que parece más una adaptación de Dickens que la novela de Alcott

EN 1994 LA DIRECTORA ES UNA MUJER
La cuarta versión cinematográfica de Mujercitas fue rodada por la directora australiana Gilliam Armstrong en 1994. Aceptó el proyecto impulsada por la misma motivación pedagógica que tuvo Louisa May al escribir la novela. Si la autora se dejó convencer por su editor Niles en parte porque remediar la carencia de buenas historias para niñas le parecía una causa honorable, la cineasta pensaba que su película paliaría la escasez de buenos filmes para adolescentes.



En esta versión Winona Ryder da vida a Jo March. Como en el caso de Katharine Hepburn, su interpretación debe buena parte de su exuberancia a las afinidades entre Alcott y la actriz. Educada por unos padres bohemios que vivieron un tiempo en una comuna, Ryder podía simpatizar con la Alcott que conoció la experiencia de Fruitlands. 

Los diálogos del filme beben de diversas fuentes externas a la novela: los diarios de Louisa May, escritos con un tono mucho más libre -a veces feroz o cínico- que sus novelas, y sin duda una selección de autoras feministas posteriores. En consecuencia, la madre, Marmee, interpretada por Susan Sarandon, es una mujer que expresa abiertamente opiniones políticas nada convencionales para su época. 

Continúa en Las 'Mujercitas' de Louisa May Alcott reinan en el cine (y II)

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