miércoles, 10 de julio de 2019

'El ojo que escucha', libro muy necesario de José Mateos



Autor invitado:
Luis Fermín Moreno

El escritor José Mateos suele decir a quien compra su libro El ojo que escucha (editorial Renacimiento, 2018), que posiblemente no le va a gustar. Tampoco lo pretende. No se trata, es cierto, de una lectura placentera, pero hace personas más lúcidas. Sólo hay que abrir los ojos, aguantar los golpes y resistir la cruda verdad. Y el lector terminará con la sensación de haber asistido a algo esencial. 


Portada del último libro de José Mateos.
El ojo que escucha es un libro descarnado, pero no resignado, ni desesperanzado. A sus 56 años, Mateos hace gala de una sensatez y una capacidad para decir las cosas que nunca alcanzarán –o sí, pero prefieren callar- muchos que hoy van de pensadores, estetas o pseudamantes de lo que llaman arte moderno. 


El escritor José Mateos (Jerez de la Frontera, 1963).

El libro es un trampantojo que finge la forma de un ensayo planteado como una reflexión sobre los efectos perversos de las nuevas tecnologías en el arte, que ha dejado de ser una reserva natural sustraída al tiempo para convertirse en cómplice del nuevo imperio tecnológico. Baste citar, como prueba palmaria, “la dependencia que los hombres actuales mantenemos con la fotografía (…). Fotografiamos para no tener que mirar, para huir de la contemplación, que es responsabilidad, apertura y silencio”


'El ojo que escucha', de José Mateos (editorial
Renacimiento
 @RENACIMIENTOED).

Pero no es sólo el adocenamiento o las imposiciones económicas. Hay mucho más. Las siete consideraciones filosóficas en que se divide (días críticos, arte actual, fotografía, belleza, pintura, poesía y música apuntan a algo mucho más profundo: a lo más esencial del ser humano. Hemos perdido la referencia al “no entender entendiendo” de Juan de la Cruz y necesitamos “unas cuantas preguntas liberadoras (…). Preguntas que nos revelen el estado de servidumbre en que la mayoría vive, con tantos medios para ningún fin”. 


"Necesitamos unas cuentas preguntas liberadoras".

Las reflexiones no son para leer a la ligera. Ni de corrido. Cada una merecería un comentario y, desde luego, una meditación profunda. Lo que, claro está, es hoy pedir demasiado. Mateos es sabedor de la inutilidad del esfuerzo en tiempos dominados por la industria del eco. Y de que quedará marcado como un cascarrabias más, superado por el avance de la historia. Pero, ¿cómo callar? ¿Cómo no intentar lanzar un grito que puede conseguir “barrer de la superficie del mundo siquiera una mota de polvo”?

¿Cabe la esperanza? Sí. Y está al principio del libro, en la cita del gran Pasolini: “Vale, ¿y ahora? Ahora nada. El fin no existe. 
Esperemos. Algo pasará”.

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