domingo, 19 de mayo de 2019

Marie Laurencin, pintora de mujeres en metamorfosis (I)



Descubrí a la pintora francesa Marie Laurencin (1883-1956) en mi última visita a París, mientras deambulaba por las salas del Museo de l’Orangerie encandilada con los nenúfares de Claude Monet, los caballos azules de Franz Marc y las rotundas mujeres de Pablo Picasso. Y de pronto, en medio de todos esos archiconocidos artistas, aparecieron cinco bellos cuadros de Marie Laurencin habitados por mujeres vaporosas en tonos pastel con predominio del rosa. 

     
Marie Laurencin en 1912 (tenía 29 años).
FAUVISMO Y VAPOROSA ABSTRACCIÓN Marie vivió más de setenta años. Fue artista y musa de artistas en el París efervescente de Picasso y del poeta Guillaume Apollinaire, con quien mantendría una relación apasionada y tormentosa, aunque a lo largo de su vida Marie tuvo amores con hombres y con mujeres. En sus inicios practicó el fauvismo, un estilo que la llevó a simplificar y a idealizar las formas de los objetos y de las personas. También transitó por el cubismo, hasta arraigar en una suerte de estilo abstracto centrado en dos temas clave: la mujer y los animales.


La pintora francesa Marie Laurencin (1932).
GRIS, ROSA PASTEL Como toda vida y carrera profesional longevas, en sus trabajos se aprecia una lógica evolución, pero ella misma definió cuáles consideraba los hitos en su existencia. Uno de ellos, a partir de 1910, cuando mudó su paleta de colores hacia sus tonos característicos gris, rosa y pastel. Otro momento clave fue el descubrimiento de Goya durante su estancia en España, donde pasó varios años exiliada durante la I Guerra Mundial, antes de trasladarse a Suiza y finalmente regresar a su amado París.
Marie Laurencin en su estudio con alumnas en 1932.
UNIVERSO FEMENINO Para Laurencin también fue decisiva la década de 1920, años en los cuales empezó a pintar sus peculiares personajes femeninos esbeltos y vaporosos, que reutilizará posteriormente en lienzos de tonos pálidos, evocadores de un mundo encantado. Los años veinte suponen un aldabonazo en su carrera y marcan el abandono definitivo de los patrones geométricos del cubismo. 


'Bailarinas españolas' (Marie Laurencin),
en Museo de l'Orangerie (París).
BAILARINAS Entre las obras que pude ver en el museo de l'Orangerie, me gustó especialmente el cuadro Bailarinas españolas, donde tres jovencitas giran alrededor de un perrito, frente a un caballo gris. Marie se retrata a sí misma, arrodillada vistiendo un tutú rosa, sus manos entrelazadas con las de la mujer de la derecha. Mientras tanto, la chica de la izquierda ejecuta un paso de baile  a la vez que sostiene su sombrero y reclina la cabeza sobre la testa del caballo. Impactan los dos pares de ojos, pero sobre todo los ojos almendrados del animal.


'La señorita Chanel' (Marie Laurencin),
  Museo de l'Orangerie (París).
PARISINOS RETRATOS Por supuesto, Marie Laurencin retrató a muchos parisinos famosos, entre ellos a Coco Chanel, quien le encargó que la pintara aun cuando Marie estaba apenas comenzando su carrera, mientras que Coco ya era rica y famosa. La modista aparece de frente, sentada y lánguida, con un caniche blanco en su regazo. A la derecha, otro perro salta hacia un pájaro que parece bajar del cielo, como si de una Anunciación se tratara. A Chanel no le gustó el retrato y se negó a pagarlo. La artista, por su parte, rechazó pintarle otro y se quedó este en propiedad.

(Continúa en Marie Laurencin, pintora de mujeres en metamorfosis (y II)

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