Firma invitada:
Luis Fermín Moreno @fathermarch
Si alguien cree que La Mancha es una tierra seca y árida, es que no conoce la maravilla del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, situado entre las provincias de Albacete y Ciudad Real.
Aguamarina, turquesa, jade... Cascadas de Ruidera. Foto: Luis Fermín Moreno.
Quince lagunas, rodeadas de pinares y unidas unas a otras a lo largo de 30 kilómetros conforman un paraje de fascinante belleza y extraordinaria riqueza medioambiental. Que, además, alivian los calores estivales de visitantes y manchegos de alrededores.
Lagunas de Ruidera, 30 Km. de fascinante belleza en La Mancha. Foto: Luis Fermín Moreno |
Sin duda, baño aparte, el mayor atractivo de Ruidera son las cascadas que se forman entre las lagunas, a modo de presas naturales, debido a que cada una está en un punto más bajo que la anterior. El agua, procedente de un acuífero subterráneo, va pasando así de una a otra hasta originar el nacimiento del río Guadiana y culminar en el pantano de Peñarroya. Los distintos tonos azules y verdes -aguamarina, turquesa, jade…- del agua a medida que va cayendo son un espectáculo de color natural. Y gratuito.
El embalse de Peñarroya, construido en los años 50 del siglo pasado, contiene bastante agua pese a la sequía que nos asola. Junto a la presa se encuentra el castillo del mismo nombre, espectacular fortaleza medieval de origen árabe, arrebatada a los musulmanes en el año 1200. Su murallas controlaban el acantilado por el que discurría el Guadiana y sus alrededores.
Castillo de Peñarroya (La Mancha). Foto: Luis Fermín Moreno |
Cuenta la leyenda que, el mismo día que los cristianos conquistaron la plaza, se apareció la Virgen de Nuestra Señora de Peñarroya, que se venera desde entonces en el castillo. A los pies del acantilado, una pequeña construcción de piedra guarda la imagen de la Virgen, que es hoy la patrona de dos pueblos cercanos: Argamasilla de Alba y La Solana. El castillo alberga también una ermita barroca del siglo XVII a la que se accede desde el patio de armas.
Castillo de Peñarroya, en el embalse de Peñarroya (La Mancha). Foto: Luis Fermín Moreno |
Y, por si los parajes acuáticos y los castillos medievales no fueran suficientes, la zona de Ruidera es uno de los epicentros de las rutas cervantinas. No sólo en sus terrenos se sitúa la Cueva de Montesinos, donde Don Quijote sufrió su más intenso encantamiento, sino que en la propia Argamasilla está la Casa de Medrano, antaño prisión -aquel lugar “de cuyo nombre no quiero acordarme”- donde quiere la historia que Miguel de Cervantes comenzó a escribir la obra más importante de la lengua castellana. ¿Quién da más?
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