miércoles, 9 de octubre de 2019

Anna Ajmátova, la gran poeta rusa que venció a Stalin

(Otra gran poeta: Gabriela Mistral)

El Museo Ruso de Málaga (@museorusomalaga) es una pinacoteca singular, no solo porque está consagrado al arte soviético y ruso (lo que ya de por sí lo hace único en su género en España), sino porque no tiene colección permanente: sus cuadros, esculturas, dibujos, fotografías... van cambiando con la temporada, en una rotación que convierte cada exhibición temporal en una ocasión imperdible. Está ubicado en el edificio de la antigua Tabacalera (Avenida Sor Teresa Prat, 15) y es una sucursal del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo.

Hace unos días pude visitar una de las muestras temporales del momento: una muy modesta que ocupa un par de salas, dedicada a descubrir y homenajear a Anna Ajmátova, la gran poeta rusa del siglo XX, cuya larga vida (1889-1966) ejemplifica el calvario que padeció toda la Unión Soviética. En la exposición malagueña pueden contemplarse "los mejores retratos hechos en vida de la poeta" y los hombres que la rodearon, así como fotografías y poemas. Vemos y leemos que en su juventud Anna era alegre, hedonista, su poesía resultaba musical y ensimismada, reflejo de una época de crecimiento personal y creativo, de experimentación, de abrirse al amor.


'Anna Ajmátova', 1915,  Natán Altman
(Museo Ruso de San Petersburgo).

Fue siempre una mujer de apariencia extraordinaria y admirable, con un enorme magnetismo que subyugó a poetas como Mandelshtam o Gumiliov (con quien se casó muy joven), reconocida musa de artistas (entre ellos Modigliani) y de eruditos como su segundo marido, Vladímir Shileiko.

Pero la revolución rusa, las privaciones, la guerra y el sufrimiento la hicieron una persona y una poeta más seca, doliente, con una voz que ya no se hundía en el interior, al contrario, volcada de sopetón hacia el exterior. Fue criticada, degradada y vilipendiada por el régimen comunista. Perseguida sin cesar. 


'Anna Ajmátova', 1922, de Kuzma Petrov
 Vodkin
 1878-1939 (Museo Ruso San Petersburgo)
Anna pasó interminables horas haciendo largas colas en las prisiones donde, con el correr de los años, encerraron (y fusilaron) a su primer marido (para entonces ya estaban divorciados pero mantenían una estrecha amistad), a su hijo y a su tercer marido, para hacerles llegar noticias o alimentos. El dolor que sufrió y las lágrimas que derramó en esos años quedaron grabados en sus versos. La mejor prueba de ello es Réquiem, el gran poema (prohibido, por supuesto) de las víctimas del comunismo.   

A ella, el propio Joseph Stalin (1879-1933) ordenó respetarla con el propósito de someterla, aislándola del mundo, y logró recluirla en su apartamento, abandonada por todos salvo unos pocos fieles. Pero Stalin consiguió lo contrario: la figura de Anna, lejos de apagarse, se convirtió en una leyenda, por su resistencia y su dignidad.


Anna Ajmátova (fotografía, 1936).
En los últimos años de su vida, Anna entabló amistad con el entonces joven poeta Joseph Brodski (1940-1996), pese a que le obsesionaba el pensar que su cercanía acabaría costándole muy cara al escritor, pues temía que lo tildaran de antisoviético por su culpa . En efecto, Brodski fue encarcelado y luego puesto en libertad, en 1965, un año antes de morir ella. El poeta, que abandonó la URSS en 1972, siempre atesoró la amistad que compartieron, y en su recuerdo, llamó Anna a su hija. 

"Su sola mirada te cortaba el aliento. Alta, de pelo oscuro, morena, esbelta y ágil, con los ojos verdosos de un tigre polar, durante medio siglo la ha dibujado, pintado, esculpido en yeso y mármol, y fotografiado un sinnúmero de personas, empezando por Modigliani. Los versos dedicados a ella formarían más volúmenes que su obra entera", la describió Brodski.

MUSEO RUSO DE SAN PETERSBURGO. El Museo Estatal Ruso original, el que se halla en la ciudad de San Petersburgo, fue inaugurado en 1895 por el último zar, Nicolás II, y alberga el mayor compendio de arte ruso del mundo, ya que la colección fue impulsada por la familia real desde el siglo XVIII. En total, la pinacoteca actual se compone de más de 400.000 obras, entre iconos, retratos, paisajes, escenas cotidianas, grandes lienzos históricos, bodegones, pintura medieval... y de todos los los periodos y estilos, como el romántico, las vanguardias y, por supuesto, el realismo socialista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario