La historia de los templarios está envuelta en un halo de secreto, romanticismo y
esoterismo, más ligada a los tópicos propios de las sociedades ocultistas que
de la orden religiosa que en realidad fueron. Algo de lo que no tiene la culpa Dan Brown, por mucho que El
código Da Vinci agrandara el pozo de superchería en torno a su mundo.
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Cruz templaria en Jerez de los Caballeros. |
Lo cierto es que la orden del Temple fue fundada en Tierra Santa en 1118 por el francés
Hugo de Payens (1070-1136). Combatían a los infieles y hacían voto de pobreza,
castidad y obediencia, pero en sólo 179 años de vida se convirtieron en una
potencia y acumularon riquezas. Esa fue su perdición, y lo que movió al rey
francés Felipe IV el Hermoso (1268-1314) a aliarse con el Papa Clemente V para
erradicarlos.
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Símbolos templarios en tierras de Soria. |
La gran campaña de difamación de los templarios
incluyó acusaciones terribles: renegaban de Cristo, escupían en la Cruz,
adoraban un ídolo en sus cónclaves secretos, practicaban la sodomía, etc. Una
red de mentiras que permitió clausurar la orden en 1312 y quemar al Gran
Maestre. No obstante, la leyenda del Temple no hizo sino
agrandarse.
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El castillo de Peñíscola conserva vestigios del Temple. |
España conserva numerosos vestigios de la herencia templaria,
castillos, capillas, iglesias y rutas turísticas perfectas para una escapada de
fin de semana. En la provincia de León, en la zona del Bierzo, se encuentran
las ruinas de los castillos de Ponferrada, Corullón y Cornatel, y hay quien
sostiene que la capilla funeraria de Eunate (Navarra) fue levantada por los
caballeros del Temple, si bien no está documentado. Lo mismo sucede con la
iglesia segoviana de la Vera Cruz.
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Ermita de San Juan de Ucero (Soria). |
El castillo de Zuda, que domina Tortosa, sí es genuinamente templario (se
lo arrebataron a los árabes en 1148), lo mismo que el castillo de Jerez de los
Caballeros (Badajoz) y el castillo de Peñíscola, que después habitaría el cismático Papa Luna. En Caravaca de la Cruz (Murcia) y en la ermita de San Juan de Ucero, en el cañón
del río Lobos (Soria), son asimismo visibles las huellas del legado templario. Para quienes no tengan tiempo de viajar a esos lugares, Internet está repleto de blogs y páginas para pasear por el pasado, pero también por el presente, de los enigmáticos caballeros templarios.