lunes, 27 de junio de 2022

Un paseo por La Mancha acuática

Cromeleques, menhires y dólmenes del Alentejo portugués

Un viaje suburbano en el tiempo 


Firma invitada:

Luis Fermín Moreno @fathermarch

Si alguien cree que La Mancha es una tierra seca y árida, es que no conoce la maravilla del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, situado entre las provincias de Albacete y Ciudad Real.


Aguamarina, turquesa, jade... Cascadas de Ruidera. Foto: Luis Fermín Moreno.


Quince lagunas, rodeadas de pinares y unidas unas a otras a lo largo de 30 kilómetros conforman un paraje de fascinante belleza y extraordinaria riqueza medioambiental. Que, además, alivian los calores estivales de visitantes y manchegos de alrededores.

Lagunas de Ruidera, 30 Km. de fascinante belleza en La Mancha. Foto: Luis Fermín Moreno


Sin duda, baño aparte, el mayor atractivo de Ruidera son las cascadas que se forman entre las lagunas, a modo de presas naturales, debido a que cada una está en un punto más bajo que la anterior. El agua, procedente de un acuífero subterráneo, va pasando así de una a otra hasta originar el nacimiento del río Guadiana y culminar en el pantano de Peñarroya. Los distintos tonos azules y verdes -aguamarina, turquesa, jade…- del agua a medida que va cayendo son un espectáculo de color natural. Y gratuito.


El embalse de Peñarroya, construido en los años 50 del siglo pasado, contiene bastante agua pese a la sequía que nos asola. Junto a la presa se encuentra el castillo del mismo nombre, espectacular fortaleza medieval de origen árabe, arrebatada a los musulmanes en el año 1200. Su murallas controlaban el acantilado por el que discurría el Guadiana y sus alrededores.

Castillo de Peñarroya (La Mancha). Foto: Luis Fermín Moreno


Cuenta la leyenda que, el mismo día que los cristianos conquistaron la plaza, se apareció la Virgen de Nuestra Señora de Peñarroya, que se venera desde entonces en el castillo. A los pies del acantilado, una pequeña construcción de piedra guarda la imagen de la Virgen, que es hoy la patrona de dos pueblos cercanos: Argamasilla de Alba y La Solana. El castillo alberga también una ermita barroca del siglo XVII a la que se accede desde el patio de armas.

Castillo de Peñarroya, en el embalse de Peñarroya (La Mancha). Foto: Luis Fermín Moreno


Y, por si los parajes acuáticos y los castillos medievales no fueran suficientes, la zona de Ruidera es uno de los epicentros de las rutas cervantinas. No sólo en sus terrenos se sitúa la Cueva de Montesinos, donde Don Quijote sufrió su más intenso encantamiento, sino que en la propia Argamasilla está la Casa de Medrano, antaño prisión -aquel lugar “de cuyo nombre no quiero acordarme”- donde quiere la historia que Miguel de Cervantes comenzó a escribir la obra más importante de la lengua castellana. ¿Quién da más?


sábado, 18 de junio de 2022

El blog 'Cúmulos y limbos' cumple doce años

Once años de 'Cúmulos y limbos', blog de mujeres, libros y viajes

Diez mujeres y diez cuadros por los diez años de 'Cúmulos y limbos'


El viernes, 18 de junio de 2010, la ilusionada estudiante de inglés recién llegada a Londres que entonces era yo, comenzó este blog, así que hoy se cumplen 12 años desde que abrí esta ventana en forma de falso diario donde verter mis aspiraciones literarias y, de paso, almacenar el recuento de mis idas y venidas entre libros, museos, viajes y curiosidades. 

En estos 12 años dejé Londres para volver a vivir y trabajar en Madrid (hasta en tres empresas diferentes, todas ellas escuelas de vida); viajé mucho y muy lejos (dos veces a Japón, una a Corea, en dos ocasiones a Estados Unidos, recorrí Canadá por primera vez… y tantos lugares insustituibles en la querida Europa). He escrito y publicado el libro de relatos La casa de las palmeras, del que no podría estar más orgullosa.


Durante estos doce años he iniciado en mi cuenta de twitter @PepaMonteroM la sección diaria #cuadrodeldía, que ha cumplido ya más de siete años de vida, con la friolera de más de 2.600 obras publicadas con breve reseña y, por supuesto, imagen de calidad.


Desde el 18 de junio de 2010 hasta hoy mismo, he leído y me he emocionado leyendo, he galopado con la imaginación sin despegar del todo los pies del suelo. He compartido con amigos muy queridos su camino como escritores ¡con libros publicados! He atravesado una pandemia, que afortunadamente no me arrebató más que la libertad, como a la mayoría, aunque la pospandemia me ha dejado huérfana demediada.


Doce años después, me reconozco cambiada (ojalá haya sido para mejor), pero siguen siendo igual de verdaderas las primeras líneas que escribí en este blog aquel 18 de junio de 2010. “A falta de nubosidad variable, he encontrado estos cúmulos y limbos que coloco en generoso desorden sobre mi patio sin tejado. Cúmulos, porque colgada de las nubes es como he pasado -y paso- muchas, buenas y productivas horas de mis entaitantos años: suspendida entre frondosas nubes blancas; ingrávida, sintiéndome liviana en mi cama de perezosas nubes blancas. Y limbos, porque en el paraíso de los eternos distraídos siempre ha habido una silla con mi nombre”.


Espero continuar celebrando muchos años de este blog. Con vosotros. Leyendo, escribiendo, viajando. Viviendo.


jueves, 9 de junio de 2022

El guardián de la misteriosa tumba de Anfípolis

Viaje a Grecia: Salónica, Vergina, Termópilas y monte Olimpo 

Viaje a Grecia: Delfos, Lamía, Salónica

 

Alexandros Kochliaridis fue la primera persona en tropezar con las ruinas de la tumba de Kasta, más conocida como tumba de Anfípolis, que es el mayor túmulo funerario jamás descubierto en Grecia. Su enorme extensión deja enano el de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, en Vergina.

Construida a finales del siglo IV a.C, la tumba de Anfípolis albergaba los retos de cinco personas, todavía desconocidas, aunque la imaginación popular y algunos historiadores apuntan a que podría tratarse de la esposa y del hijo del mismísimo Alejandro Magno.

Alexandros Kochliaridis, guardián de la tumba macedonia de Anfípolis.

El nexo de Anfípolis con Alejandro es verídico, tal como relató el historiador Tucídides. Fue una importante ciudad griega de la Antigüedad, situada en una encrucijada de caminos en Macedonia oriental, al oeste del monte Pangeo.

Las primeras excavaciones en la tumba comenzaron en 1964 (aunque en el recinto se habían iniciado antes, en 1956) y desenterraron el perímetro de la muralla. Posteriores trabajos en los años 70 permitieron recuperar numerosos restos antiguos.

Pero fue en 2012 cuando se descubrió al fin la tumba macedonia (en el interior del montículo de Kasta), que sería abierta en agosto de 2014.

Alexandros Kochliaridis fue el primero en dar con la tumba de Anfípolis.

Aquel día de agosto de 2014 fue un día glorioso para Alexandros Kochliaridis, el hijo de unos empobrecidos refugiados del Mar Negro que se habían visto obligados a huir al norte de Grecia. Sin duda, la culminación de toda una vida ligada a la necrópolis que él mismo descubrió una mañana, hace más de medio siglo, cuando tenía 12 años y estaba cortando leña con su padre. El niño que era Alexandros acababa de descubrir los vestigios del túmulo. Desde entonces, decidió dedicar su vida a ayudar a proteger y promover los tesoros arqueológicos de la zona. 

Alexandros compartió una larga carrera de descubrimientos junto al arqueólogo Dimitrios Lazaridis (entre 1956 y 1984), el primero en excavar Anfípolis. Algunos de ellos fueron la citada muralla, una necrópolis y los excepcionales vestigios (pilares de madera) de uno de los dos puentes sobre el Estrimón, además del gimnasio, una gran residencia helenística y las basílicas de la acrópolis.

Su obra de arte preferida de cuantas se han encontrado en la tumba macedonia, y que ahora se conserva en el museo de Anfípoli, no es de oro o mármol, sino de barro: un sencillo danzarín de arcilla, la pieza preferida de Lazaridis.