(Más
sobre el retrato portada de Bomarzo)
Quedan
pocos días para ver en el museo del Prado de Madrid la exposición sobre Lorenzo Lotto (1480-1556/57), uno de los grandes retratistas
del Cinquecento, un artista nacido y educado en Venecia que se pasó la vida plasmando
en el lienzo los rasgos físicos y psicológicos de personas reales. Sin embargo,
desconocemos cuál era su aspecto y si realizó algún autorretrato; tampoco nos
ha llegado ninguna imagen suya firmada por otros pintores. El único retrato
que se especula pudo realizar de sí mismo es el de un pobre en su obra San
Antonino de Florencia repartiendo
limosnas.
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| ¿Posible autorretrato de Lorenzo Lotto? |
Lotto
fue pionero en radiografiar los estados de ánimo y en introducir el simbolismo
en el retrato. No se contentaba con transmitir el estatus, las aficiones y aspiraciones de sus efigiados, sino que indagaba con la precisión del forense hasta desentrañar la dimensión más profunda del personaje.
Al observar un retrato de este artista veneciano podemos adivinar si el individuo se sentía atribulado o complaciente,
si era de naturaleza nerviosa, altanera, irónica o confiada; somos capaces de
deducir si su principal rasgo de carácter era el egoísmo, el orgullo, la piedad
o la resignación.
Lotto no logró demasiado éxito como hombre ni le sonrió la gloria como artista. Fue un pintor nómada que jamás tuvo casa propia, vivió de alquiler y a veces pagaba al casero pintándole cuadros. Nunca se casó y acabó sus días en un convento religioso tras malvender sus escasas posesiones.
Entre sus aportaciones a la pintura italiana figuran los retratos matrimoniales en formato horizontal, rodeados de objetos simbólicos. Dos de ellos se exhiben estos días en Madrid: uno enigmático y de una profunda tristeza, y otro, irónico y hasta burlón. El primero (foto superior), pertenece al Hermitage de San Petersburgo. El hombre tiene los ojos rojos de llanto y sostiene una enigmática nota en la mano que reza "El hombre nunca"; la mujer es de una palidez extrema y hay quien sugiere que puede estar muerta. En el segundo cuadro (junto a estas líneas), Micer Marsilio y su esposa (museo del Prado), un Cupido se ríe abiertamente del joven que se pone al cuello el yugo del matrimonio.
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| 'Retrato de un gentilhombre' (Lorenzo Lotto). |
A mí me gustan sobre todo Retrato de un gentilhombre (1530-32), prestado por la Galería de la Academia de Venecia, y Retrato de mujer inspirada en Lucrecia (1530-33), de la Galería Nacional de Londres. El joven es bien conocido ya que es la imagen que
escogió la editorial Sudamericana para la portada de la novela Bomarzo (Manuel Mujica Lainez, 1910-2009),
publicada en 1962. Es un retrato desenfadado, con el personaje de pie aunque
acodado en la mesa, y entre la calza y la media se le ve la blanca piel. Una
obra cargada de simbolismo, que los historiadores asocian a la pérdida de la
juventud despreocupada y el paso a la edad adulta. También puede interpretarse
como el símbolo de un desengaño amoroso (pétalos de rosa sobre la mesa) y de
mudanza vital (incluye una salamandra).
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| 'Retrato de mujer inspirada en Lucrecia' (Lorenzo Lotto). |
En
el Cinquecento era costumbre encargar una pintura como regalo
de bodas. Quizá así surgió el Retrato de
mujer inspirada en Lucrecia, donde Lotto representa a una desconocida que tal vez se llamara Lucrecia. Ese es el simbolismo del dibujo que la mujer
muestra en su mano izquierda, donde se ve a la romana Lucrecia, que se suicidó con un puñal tras ser violada. A mí este cuadro me parece
impactante por la figura casi escultórica, por la pose inusual, por el colorido
de los ropajes (en contraste con el blanco escote) y por la determinación, casi
fiereza, en los ojos de la mujer. También admiro el detalle brillante de la
joya que cuelga del vestido.




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