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| La fundadora del museo Gardner (Boston), Isabella Stewart, en Venecia (foto pegada en un diario en 1897). |
Isabella Stewart Gardner (1840-1924) es
una de esas americanas millonarias que revolucionaron la historia del arte y de los museos entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. Al
igual que Abby Aldrich Rockefeller (cofundadora del MoMA en 1929) o Gertrude Vanderbilt
Whitney (fundadora del museo Whitney en 1930), Isabella era una rica heredera, ferviente viajera y empedernida coleccionista. Pero Isabella fue más allá: construyó su propio museo en Boston, bautizado como Fenway Court, que inauguró el 1
de enero de 1903; se trasladó a vivir a él (ocupaba el cuarto piso); lo
abrió al público y siguió ampliándolo hasta su muerte.
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| Diario de viajes de Isabella (Museo Gardner, Boston). |
El museo,
hoy llamado Isabella Stewart Gardner, era
un proyecto que concibió junto a su marido, Jack Lowell Gardner Jr. (1837-1898), pero
lo llevó a cabo sola debido al fallecimiento de su esposo. Con él había recorrido el norte
de Europa y Rusia, Egipto, Oriente Medio y Asia; y fue durante esa serie de
viajes (que narra en unos diarios que aún se conservan) cuando esta mecenas afianzó su empeño coleccionista.
| Patio veneciano del palacio-museo Isabella Stewart Gardner (Boston). |
Isabella levantó el museo de la nada. Compró unos terrenos en un área sin desarrollar (Fenway); decidió personalmente el arquitecto, el diseño del
edificio y de las salas; encargó y modificó los planos exactos a la medida de su
voluntad; y trajo de Italia numerosos elementos arquitectónicos (columnas, arcos, capiteles, vidrieras…).
El museo tiene estética de palazzo veneciano con un precioso patio central. La construcción comenzó en 1899, acabó a finales de 1901, y en solo un año estaba asentada toda
la colección. Al morir su fundadora, tenía 7.500 pinturas, esculturas, muebles, plata y cerámica, 1.500 libros raros y 7.000 objetos de archivo.
| Los marcos vacíos testimonian el robo sin resolver de 13 obras que sufrió el museo en 1990. |
Las obras de arte abarcan épocas
y países tan distantes como la antigua Roma, la Europa medieval, la Italia
renacentista, Asia y el mundo islámico o la Francia y la América del siglo
XIX. En su testamento, Isabella exigía que el museo siguiera inmutable tras su muerte. Y así sería, de no haberse producido el robo del año 1990, cuando dos ladrones disfrazados de policías sustrajeron 13 piezas de artistas tan cotizados como Rembrandt (Tempestad en el mar de Galilea), Vermeer
(El concierto), Manet o Degas. El valor de lo robado supera los 500 millones de dólares.
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| Retrato de Isabella Stewart (John S. Sargent), Museo Gardner (Boston). |
Casi 30 años después, los marcos esperan en su sitio, vacíos, a que regresen los cuadros. Sin duda, un triste impasse para dos de las más valiosas piezas que Isabella había reunido a lo largo de los años. Con todo, en la colección aún brillan con luz propia Boticelli, Giotto, Rafael,
Mantegna, Veronese, Rubens, Sargent, Whistle...
Aunque, desde 1903, el público podía acceder al museo, ella se había reservado la Sala Gótica como refugio privado (se abrió tras su muerte). El diseño de esta habitación recuerda a las catedrales góticas, y hasta el retrato que le hizo John Singer Sargent (1856-1925) la muestra como una Virgen moderna.
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| Retrato en miniatura de Lord Byron (Museo Isabella Stewart Gardner). |
Esta mujer visionaria y obstinada, amante de los perros y de los paseos al aire libre, sentía asimismo un gran amor por la literatura; de hecho, había comenzado su labor de
coleccionista comprando libros raros. Este gusto por la letra escrita a veces
corría paralelo al arte, como atestigua su predilección por un retrato en miniatura del poeta romántico Lord Byron, que
se exhibe en la Gran Galería del museo.




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