(Primera parte de 'Visión de Nueva York' aquí)
De todo eso se acuerda Carmen en Nueva York, y quizá
como homenaje nos cuenta que está a punto de dejar su apartamento en la calle
119, el día 26 de diciembre de 1980. El collage de esta página muestra una
acogedora habitación, quizá un altillo o buhardilla, con una niña asomada a la
ventana a la que imagino como una Alicia antes de sumergirse en el País de las
Maravillas.
El exBeatle fue asesinado poco antes de las 11 de la noche del 8 de diciembre
de 1980, cuando regresaba a su apartamento neoyorkino,
de cinco disparos por la espalda. Murió en el hospital Roosevelt veinte minutos
después. La noticia dio la vuelta al mundo en pocos minutos y la conmoción
inundó las portadas de los diarios, las televisiones y las radios. El álbum
informal de Carmen Martín Gaite da cuenta de ello.
La imagen de la mujer y creadora que transmiten
todas estas líneas manuscritas, fotos y collages es tan de verdad como puede
serlo una somera nota biográfica que hable, por ejemplo, de su matrimonio y
separación de Rafael Sánchez Ferlosio el escritor con quien tuvo a sus dos hijos: un niño,
muerto antes de cumplir nueve meses, y una niña, Marta (1956-1985), fallecida sin
llegar a los 30 años, a quien Carmen dedicó La reina de las nieves. Uno
de mis libros preferidos, junto con Nubosidad variable.
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Carmen Martín Gaite y las focas inventadas de la isla de Bergai. |
En el libro facsímil Visión
de Nueva York asoma una Carmen Martín Gaite (1925-2000) curiosa y juguetona, que tan
pronto da cuenta de sus rutinas como desgrana su fascinación por actores y
actrices, películas, paisajes y reseñas literarias y cinéfilas. Hay, por
ejemplo, un apunte curioso, con foto de la autora incluida y dos recortes de
focas que le recuerdan las que ella misma inventó para la isla de Bergai en su
libro El cuarto de atrás (1978). El título se refiere al cuarto de
juegos que Martín Gaite tenía con su hermana Ana en Salamanca. La escritora recrea
en esa novela un espacio congelado donde revive su infancia, allí donde reina
el caos, una especie de paraíso perdido, como todos, idealizado, que se esfumó
con la guerra civil.
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Adiós al apartamento de Martín Gaite en la calle 119 (Nueva York). |
Me gusta mucho la página en la que la escritora está
frente a la Estatua de la Libertad. Unas líneas acompañan las fotos: “La libertad
siempre da algo de miedo cuando se ve de cerca, ¿no lo sabías?”
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Carmiña frente a la Libertad. |
Leyéndola
recordé mis dos visitas a la célebre dama de la antorcha, y no, en absoluto
salí con miedo, ni siquiera me impresionó demasiado, quizá porque las dos veces
que hice la travesía en ferry hasta Staten Island estaba el cielo cubierto y
con algo de neblina. Pero coincido con Martín Gaite en que la libertad, a secas
y a solas, vista de cerca, impone e infunde algo de miedo.
Hay dos grandes homenajes en el libro facsímil Visión de Nueva York. Uno, un apunte luctuoso, es el doble collage dedicado al asesinato de John Lennon (1940-1980).![]() |
Collage del asesinato de John Lennon ('Visión de Nueva York', Carmen Martín Gaite). |
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'The West Side Waltz', pieza teatral con Katharine Hepburn (1907-2003). |
Y otro homenaje, cinéfilo y teatral, que la escritora consagra al estreno en Broadway de The West Side Waltz, con Katharine Hepburn (1907-2003) en el papel de una pianista retirada que revive al conocer a una joven actriz. Tenía entonces 72 años y su actuación fue calificada de magistral.
La Carmen más tierna y sincera queda reflejada en
otra simpática página donde se lee: “La única manera de empezar a ordenar el
caos es 1) encender la luz sobre él 2) sentarse”. Y eso lo dice la autora
mientras permanece tumbada en la parte inferior de la página y cuando de su boca
sale un “O sea, que en este plan no hacemos nada”. Concesión a la pereza de una
mujer que se confesaba caótica en grado sumo, siempre rodeada de papeles,
libros y carpetas compitiendo por el espacio con su máquina de escribir y los cuadernos con
anotaciones.
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El ordenado desorden de Carmiña en 'Visión de Nueva York'. |
En 2000, a Carmen Martín Gaite le diagnosticaron un cáncer que en mes y medio segó su vida, el 23 de julio, en una clínica de Madrid.
Dice su hermana Ana que murió (tenía sólo 74 años) abrazada a los cuadernos de su última novela, Los
parentescos, publicada a título póstumo, inacabada pero hermosa. Ni siquiera
sus amigos sabían que estaba tan enferma y su muerte causó gran sorpresa. Carmiña está enterrada en El Boalo, donde pasó sus últimos años, en la casa familiar,
donde reposan sus padres y su hija.