Cuando era niña, pensaba que el futuro era algo lejano que le ocurría a los demás. Miraba a los adultos y me parecían tan extraños como los dinosaurios extinguidos sobre los que leía en libros prestados. La gente a mi alrededor tenía planes de boda, trabajo, casa, formar una familia, tener hijos… y yo no conseguía entender por qué. Tardé mucho en saber qué quería ser de mayor, pero siempre tuve muy claro lo que no quería ser.
Leer y escribir fueron mis pasiones desde pequeña. Leer y escribir me salvaron la adolescencia, dieron alas a los pájaros de mi cabeza y encarrilaron una juventud viajera que me tiene hoy, recién llegada de Málaga, haciendo la maleta para mañana poner rumbo al sur de Francia. El país de los cátaros, el Aude, Colliure, Carcasonne… Piedras, historia, literatura, gastronomía, vino…
¡Hay tanto que ver, conocer, disfrutar, vivir, en el ancho mundo!
El paso del tiempo me ha cambiado por fuera, pero por dentro, la adulta que soy hoy se parece como una gota de agua a la niña que fui. Como aquélla, tengo claro que el futuro no espera por nadie, pero en cualquier caso yo prefiero que me pille viajando.Leyendo.
Escribiendo.
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